Bastaron solo tres partidos para que el fútbol venezolano a nivel de selecciones de mayores volviera al sitial donde Richard Paéz Monzón, primero, principios del siglo 21; y, luego César Farías, quien continuó la tarea, cada quien fiel a su estilo, pero definitivos para cambiarle la faz al balompié nacional, sacarlo del marasmo donde estaba sumido y de una vez por todas infundir nuevamente respeto en el concierto internacional.
Un lapsus, una especie de retroceso “momentáneo” con la llegada de Noel Sanvicente al banquillo Vinotinto, para cinco derrotas en fila y apenas un empate en la fase eliminatoria Sudamericana con miras al Mundial de Rusia 2018, hizo prender las alarmas.
Rafael Dudamel en plan de apagafuegos
Prácticamente sin ningún chance clasificatorio a la justa universal rusa en apenas dos años, solo un punto de 18 posibles, para quedar sembrada la selección patria en el frío y oscuro sótano, trajo consigo la renuncia de Sanvicente, aceptada de inmediato por el ente federativo que rige los destinos del balompié en el país.
La llegada del joven Rafael Dudamel al banquillo Vinotinto fue tomada por sorpresa por los más incrédulos; la poca experiencia, apenas entrenador en el fútbol rentado criollo por un tiempo corto y la dirección técnica en las categorías Sub 17 y Sub 20 del balompié nacional, no era la mejor carta aval del técnico yaracuyano para tremenda responsabilidad.
Cuatro partidos de alistamiento para la Copa América Centenario, sin poder obtener ninguna victoria: tres empates y un revés, no auguraba nada bueno para lo que se avecinaba; sin embargo, con el optimismo, fe y ganas que lo caracterizan, Dudamel declaró a los medios nacionales e internacionales que estaban dadas las condiciones para igualar e incluso superar lo hecho por César Farías en la justa americana de 2011 en Argentina, cuando Venezuela se adentró hasta la semifinal.
Estaba en lo cierto el técnico criollo, no ha defraudado a nadie, en base a un trabajo concienzudo Venezuela ha vuelto al sitial donde lo dejaron sus antecesores Páez y Farías, pues solo basta analizar con cabeza fría, sin apasionamientos, simplemente respaldado por el don de la honestidad y objetiva para sacar como conclusión que lo enseñado hasta ahora por el colectivo bajo el mando de Dudamel ha sido impecable, para una alta calificación de aceptación.
Sin importar lo que suceda en el futuro inmediato, que continúe o no en liza -nada fácil enfrentar a Argentina en cuartos-, la actuación hasta el momento de la Vinotinto con Rafael Dudamel al frente, llena de optimismo a propios y extraños con miras a lo que resta de la eliminatoria Sudamericana, se clasifique o no a Rusia 2018, pues existe material humano para los años que están por venir.
(Homero Duarte Corona)