(Redacción Deportes) Un derribo a Toni Kroos dentro del área, apenas perceptible y casi producto de un roce, pero derribo al fin y al cabo, fue todo lo que necesitó Cristiano Ronaldo para rescatar un punto para el Real Madrid al firmar el empate 1-1 frente al Tottenham desde el punto de penalti.
Mauricio Pochettino, consciente de las limitaciones (relativas) de su equipo, había decidido asegurar la puerta con una ordenadísima defensa de cinco hombres y explotar la velocidad de Sissoko y Eriksen al contraataque. Del resto, se intuía, se encargaría Harry Kane.
Desde que puso un pie en el terreno de juego, el delantero inglés acaparó los reflectores. Con cada uno de sus movimientos hacía que la grada contuviera la respiración. Su visita al Santiago Bernabéu en calidad de máximo goleador de la Champions League -por encima de Cristiano- había levantado gran expectación entre la grada, deseosa de ver al presidente Florentino Pérez abrir la cartera para vestirlo de blanco. La defensa del Real Madrid, sin embargo, impidió que luciera tanto como hubiera querido. Pero aunque el atacante del momento apenas tuvo oportunidades para probar a Keylor Navas, le bastó ‘medio’ chance para poner a los locales contra las cuerdas.
En la enésima contra a velocidad de los ingleses, Harry estiró la pierna para rematar en un centro desde la derecha. No llegó él, pero sí Raphael Varane, que en su empeño por evitar que el atacante de moda hiciera daño, acabó metiendo el balón en propia puerta.
Fue un balde de agua fría para el Real Madrid, que a pesar del dominio en la cancha no lograba acomodarse para poner en aprietos a Hugo Lloris.
El ataque del Madrid no estaba a tono con el resto – ya fuera Luka Modric, que rompía una y otra vez las líneas de los Spurs para generar llegadas, o incluso el joven lateral Achraf Hakimi, que mantuvo ocupado a Vertonghen hasta el final.
Los tres de adelante estaban en otro planeta. Isco a destiempo, Benzema desaparecido, y Cristiano enfrascado en su propia frustración al no poder siquiera disparar cómodamente.
Cristiano se quejaba de todo, hasta lo que no le hacía daño, y en su desesperación, agredió a un rival – suerte tuvo que el árbitro ni lo viera.
Se acercaba el final de la primera parte y el cuadro merengue no se veía ni cerca de poder salir del atasco para dar la vuelta a ese inconveniente 0-1 que los había puesto contra las cuerdas 20 minutos antes.
Entonces vino el error de los ingleses y con ello la salvación.
No lo pensó dos veces el ‘7’ y desde los once pasos puso el 1-1 de la tranquilidad.
La segunda mitad fue un querer y no poder constante del Madrid – sobre todo, de Cristiano – y un show particular de Hugo Lloris, que voló varias veces para detener al luso.
Poco a poco desapareció Harry Kane y con él la amenaza sobre Cristiano de perder el ‘trono’ del goleador por excelencia.
Con la igualada, Madrid y Tottenham se quedan como empezaron, empatados en puntos, dejando la lucha por esa primera plaza del grupo para Wembley.