miércoles 11 diciembre, 2024
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La exploración del fenómeno intersex en los deportes

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En los últimos años, el surgimiento de atletas femeninas exitosas es notable, especialmente porque sucede en un mundo y una profesión dominada por hombres. Además, la representación de la mujer ha variado mucho. Eso quiere decir que, últimamente, los deportes han tenido una perspectiva más realista y diversa en cuanto a cuerpos, etnias e identidades. Esto se ha visto tanto en la televisión y en las redes sociales como en los Juegos Olímpicos. Pero si bien la representación femenina ha comenzado a ser más pareja, algunos todavía creen que hay ciertas discusiones que el mundo del deporte debe tener.

Muchas personas que se identifican como mujeres reciben una continua descalificación porque sus cuerpos no responden a lo que la sociedad espera de ellos, tanto interna como externamente. No responden, en suma, a la construcción social que determina de manera binaria qué es un cuerpo femenino y qué es un cuerpo masculino. Pero en la era en que los individuos pueden fluir de un género al otro, el ámbito deportivo se encuentra en un momento que precisa, nada más – y nada menos – que un cambio profundo.

El gran problema que enfrentan las entidades regulatorias deportivas es la inconsistencia de querer probar la “normalidad” a través del nivel de testosterona en el cuerpo de las atletas. El argumento es que, si los niveles de testosterona son muy altos, la competencia deja de ser equitativa para las participantes. Esta regulación es porque se cree que habría una relación entre rendimiento físico y testosterona. Ahora bien, ¿por qué se exige “normalidad” en cuerpos que ya de por sí son extraordinarios, ya sea por su talento, su altura, y su nivel de testosterona? ¿No habría que celebrar lo extraordinario en vez de regularlo? Y si ese fuera el caso, ¿por qué sólo se toma solo un aspecto sujeto a la regulación y no los demás?

Con todo, Serena Williams, una de las tenistas más importantes del mundo, ha recibido muchas críticas por su cuerpo. Para muchas personas ella no responde al modelo femenino usual, sus brazos son demasiado fuertes y tiene un aspecto masculino. Otras deportistas, como Caster Semenya, han sufrido violencias aún mayores, incluso por parte de las autoridades regulatorias deportivas. Semenya no pudo competir como mujer en muchas carreras, y luego debió someterse a un tratamiento de hormonas para regular su nivel natural de testosterona.

En un tiempo en donde la mayor parte de la cultura joven comienza a cuestionar el género
como construcción binaria, las regulaciones parecerían estar caducas.

La discriminación hacia mujeres que no responden a la visión idealizada del cuerpo femenino debe terminar ya que podría afectar de manera negativa a muchas personas en el futuro.

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