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Goles son amores, sí, pero también son la magia del fútbol, sobre todo cuando se logran de manera atípica, como lo hizo Jorge Zurdo Rojas, la noche del miércoles en Pueblo Nuevo, cuando marcó un gol olímpico para redondear la victoria 2-0 sobre Llaneros de Guanare, en partido de la jornada 16 del Torneo Clausura.
Además de sellar el triunfo con una auténtica joya, Rojas sumó un motivo más para convertirse en leyenda del club atigrado, al convertir el segundo gol olímpico en Pueblo nuevo luego de 35 años; el primero cayó en la temporada 1981, obra brasileño Marco Antonio Ramos, en el partido entre Deportivo Táchira y la ULA Mérida, que se saldó 2-1.
Por conteo de jugadores, vendría siendo el tercero, pues Miguel Oswaldo González, hoy miembro del cuerpo técnico aurinegro, hizo el suyo en la zafra de 1988, en el encuentro entre Pepeganda Margarita y Deportivo Táchira, que finalizó con triunfo 3-4.
“Uno busca dejar huella, hacer historia”, declaró el Zurdo tras el encuentro, todavía emocionado por el gol, que sólo había podido hacer en la adolescencia, cuando era un jugador aficionado, en una caimanera jugada en su barrio en Mérida.
“A nivel profesional siempre soñé con un gol así, para mi carrera es excelente, para el cierre de mi carrera”, añadió el experimentado volante.
Sobre cómo lo hizo, Rojas contó que al principio dudó en hacerlo, pues “estábamos teniendo un buen juego aéreo, pero lo consulté con los compañeros que estaban fuera de la cancha y ellos me terminaron de empujar para buscarlo. Le pegué perfecto, fue importante para el segundo gol que definió el partido”.
La hazaña coincidió con la presencia de su padre en el estadio, “pocas veces pueden venir de Mérida y hoy gracias a Dios pudo estar. Este gol se lo dedico a él, a mi familia, a todos los que me quieren y me apoyan”, añadió el jugador, que ratificó su compromiso con el equipo y su interés siempre en sumar a la causa aurinegra.
(María José Salcedo)