El RB Leipzig hizo historia el pasado jueves tras derrotar al poderoso Atlético de Madrid y clasificarse, por primera vez en sus cortos años de vida, a las semifinales de la Champions League. Una verdadera proeza.
Mientras en estos momentos el mundo aplaude el logro de Julian Nagelsmann y sus dirigidos, en Alemania les importa poco y nada la suerte de un equipo que despierta más odios que amores. No en vano se les tilda “el equipo más odiado del fútbol alemán”.
Ahora bien, ¿de dónde surgió todo esto? Resulta que en la Liga del Fútbol Alemán (DFL) existe la popular ‘Regla 50+1’, normativa que busca proteger el poder de decisión que tienen los aficionados sobre sus equipos. En dicho sentido, todos los clubes que tienen ficha profesional deben “tener la mayoría de sus propios derechos de voto”, según informa la Bundesliga.
Así pues, se le garantiza el control completo a todos los socios del club, evitando ser manipulados y/o influenciados por intereses externos. La idea es que estos mismos socios “posean el 50% más una acción adicional, la mitad más uno, asegurando que los miembros del club aún tengan la mayoría de los derechos de voto”.
Con todo lo anterior sobre la mesa, ¿qué tiene que ver el Leipzig? Justamente el actual semifinalista de Champions nació el 19 de mayo del 2009 por iniciativa de la empresa productora de bebidas energizantes, Red Bull GmbH.
Arrancaron en quinta división y en once años le han peleado de tú a tú la Bundesliga a históricos como Bayern Múnich y Borussia Dortmund, e incluso actualmente están a dos pasos de obtener la máxima gloria europea.
Ahora bien, el odio generalizado en Alemania radica en que precisamente Red Bull, para cumplir la regla 50+1, constituyó al Leipzig, bajo la legalidad, como un club de socios, pero los únicos que tienen derecho a voto son personas vinculadas directa o indirectamente con la compañía austriaca.
Según un informe de la BBC, cuando el equipo del noreste de Sajonia estaba en segunda división, la inversión que tenía en fichajes superaba a la de varios equipos de primera. Respaldado evidentemente por la inyección económica de Red Bull.
Por esto y más, las diferentes hinchadas en Alemania, principalmente los ultras, maltratan continuamente a los aficionados del Leipzig, tildándolos de “vendidos”, “enemigos del fútbol” y “asesinos de la cultura del fútbol”.
Por si fuera poco, el el director ejecutivo del Borussia Dortmund, Hans-Joachim Watzke, asegura que el Leipzig “es un club construido para impulsar las ganancias de Red Bull y nada más” y el bloguero Andreas Bischof agregó “este club es como una sucursal de la empresa (Red Bull)… Es toda una nueva realidad en el uso del deporte como un instrumento de mercadeo”.
A pesar de las innumerables críticas y las continuas muestras de violencia, en forma de insultos e incluso agresiones, el ex-entrenador y diretor deportivo del club, Ralf Rangnick, aseguró en su momento que “¿Para qué necesitas a los socios? Yo estoy más interesado en el número de aficionados que tenemos”.
Cerrando así con una postura clara en cuanto a la “independencia” del Leipzig sobre Red Bull en materia de “publicidad y mercadeo”: “Para nosotros es completamente irrelevante lo que allá ocurra… No tiene nada que ver con lo que nosotros hacemos”.