viernes 27 diciembre, 2024
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La estrella del vóley italiano que pasó 15 años creyendo que su novia era la famosa modelo Alessandra Ambrosio

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“Nunca tuve dudas: para mí era ella”, dice Roberto Cazzaniga sumergido en una profunda humillación. Dice que se siente como si se hubiera despertado de un coma porque durante 15 años creyó que estaba de novio con la famosa súper modelo brasilera Alessandra Ambrosio. Todo era un engaño de una mujer que encontraba la manera de mantenerlo enamorado y dispuesto a enviarle dinero sin verse las caras ni una sola vez.

Fotos por Messenger, que con el tiempo pasó a ser WhatsApp, llamadas telefónicas y un vínculo que para él era muy profundo. Aunque siempre había una excusa distinta para que no pudieran encontrarse. El fue ingenuo, creyó todo y terminó regalando casi un millón de euros a una mujer que lo dejó endeudado y destrozado anímicamente.

La historia fue revelada por el sitio Mediaset y tuvo un fuerte impacto en Italia porque Cazzaniga es un jugador de voley profesional, que se desempeña en el New Matter de la serie B de aquel país. Justamente fueron sus propios compañeros de equipo los que lo ayudaron a reaccionar. Hoy no puede entender cómo pudo haber caído en esa trampa.

En 2009, Roberto obtuvo la medalla dorada en los Juegos Mediterráneos con la selección italiana: un momento imborrable de su vida en que todo parecía perfecto. Campeón, exitoso y de novio desde hacía un año con una supermodelo, famosa por su impactante belleza en todo el planeta. Agradecía al cielo el día en que su amiga Manuela, le pasó el contacto de una chica que quería conocerlo por teléfono.

La joven le dijo que se llamaba Maya, pero que en verdad ese era un nombre falso que ella utilizaba para que nadie supiera su verdadera identidad. Semejante estrella del modelaje, deseada por todo el planeta, no podría entregar su número de teléfono así como así. La voz que escuchó del otro lado del teléfono lo hizo perder la cabeza.

Su mente volaba imaginando a la femme fatale a su lado, además le enviaba imágenes en las que se la veía maquillándose o cambiándose para presentarse en una sesión de modelaje. Pero al mismo tiempo lo escuchaba, lo alentaba a seguir adelante y estaba ahí cada vez que él la necesitaba. “Me hizo sentir a gusto, me consoló”, contó el jugador nacido en Milán en 1979.

Sus compañeros de equipo lo definieron como un hombre “introvertido” e “ingenuo”. Él nunca dudó de todo lo que escuchaba, entendía perfectamente cuando ella le explicaba los motivos por los cuales no podrían encontrarse. Mareado por el poder seductor de la joven que le hablaba del otro lado de la línea, comenzó a entregar dinero, cada vez con más frecuencia.

Cazzaniga creía estar comprometido con Maya (que decía vivir en Cagliari) y por eso no dudó en ayudarla cada vez que ella le pedía dinero. Al principio eran cosas supuestamente casuales como “fui a comprar un regalo pero tuve un problema con mi tarjeta de crédito”. Luego apareció la historia de una grave enfermedad cardíaca que requería costosos tratamientos.

También era una de las excusas por las que no podrían verse: “Fue imposible encontrarnos por sus constantes viajes de negocios y esa grave enfermedad cardíaca por la que me dijo que la hospitalizaban constantemente”. Mientras soñaba con el día en que podría verla, “enviaba esas transferencias bancarias que me dejaron en la calle”.

En total, Cazzaniga perdió 700 mil euros durante los 15 años de estafa. Una cantidad de dinero que él ni siquiera tenía por lo que vació por completo su cuenta corriente y luego se endeudó con reiterados préstamos que cada vez le resultaron más difíciles de pagar. ¿Y la amiga Manuela? Roberto también fue generoso con ella y le regaló un Alfa Romeo.

“No, nunca nos hemos visto, ni una sola vez”, confesó el jugador de 42 años en la entrevista con Mediaset este miércoles. “Puso mil excusas, enfermedad, trabajo. Y sin embargo, me enamoré de esa voz, era una llamada tras otra. Teníamos contacto solo por celular, era casi a diario. La llamaba antes de ir a practicar o por la noche, antes de acostarme”.

“¿Cómo me sacó todo ese dinero? Ni siquiera lo sé con certeza, eran mil euros aquí, otros dos mil allá… Al final llegamos a un total de 700 mil. Ahora que esta pesadilla ha terminado es como si me hubiera despertado de un coma que me hizo perder tres décadas de vida”, contó al Corriere della Sera.

El final de la mentira

Acorralado por las deudas, Roberto quiso seguir cumpliendo los deseos de su supuesta novia y, con la cuenta vacía, pidió dinero a sus padres, hermanos y amigos. Aunque la verdad salió a la luz gracias a sus compañeros del New Mater.

Al principio se burlaban de él porque nadie había visto nunca a esa tal Maya de la que les hablaba. Pero la insistencia de la mujer en pedir dinero empezó a llamarles la atención. No fue sencillo porque cada vez que querían hablarle sobre lo que ocurría él se ofendía. Sin embargo, no quisieron quedarse sin hacer nada.

Hicieron una denuncia contra la mujer para iniciar las investigaciones. Luego otro compañero de equipo, Danilo Rinaldi, contactó a un periodista Ismaele La Vardera para que rastreara a Manuela. Así llegaron a Maya. Descubrieron que se trataba de una mujer de 50 años que vivía en Cerdeña y se llama Valeria.

Con todas las pruebas sobre la mesa, llegó el momento de confrontar a las estafadoras para lograr que Roberto reaccionara. Paolo Bongiorno, el director general recordó lo que fue ese momento: “Roberto estaba en su mundo y en sus creencias. Por eso me llamó la atención su cara de asombro cuando Manuela afirmó que no lo conocía. Fue un gran golpe para Cazzaniga, en ese momento lo entendió todo. Debe haber sido terrible para él”.

Ayuda del equipo para salir adelante

Con la mentira destruida y la investigación judicial en marcha, ahora queda solo una cosa por resolver, las deudas en las que Roberto terminó envuelto para satisfacer los deseos de su falsa novia. Sus compañeros de equipo nuevamente salieron a respaldarlo y pusieron en marcha una recaudación de fondos para ayudarlo a revertir una deuda de 60 mil euros.

El entrenador Gianpaolo Montali, que lo tuvo a Roberto en su paso por Asystel, definió a Cazzaniga como un hombre muy generoso que no gastaba en cosas para él y que hacía grandes regalos a las personas que quería. “Llegó a comprar teléfonos celulares para todo el plantel”. De ahí el gran afecto que todos le tienen.

“Es un hombre frágil y una víctima a la que hay que respetar. No hay que compadecer ni burlarse: esta es una historia que también le puede pasar a otros porque todos tenemos debilidades”, completó.

Para el jugador de voley más famoso de Italia en estos días el futuro empieza a tener otro color: “Es como si hubiera renacido”.

 

Vía Clarín

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