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Vuelta al Táchira: atípica y austera

La edición 53 de la Vuelta al Táchira en Bicicleta 2018, además de atípica, por todo lo sucedido en la segunda etapa, resultó austera, muy distante al pasado reciente, fiel reflejo de la situación país y de la cual no escapa el deporte.

En lo deportivo, por todo lo acontecido en Borotá, cuando el magno evento apenas comenzaba a recorrer los primeros kilómetros, un desliz, un parpadeo de los favoritos, los llamados “capos” de  la carrera, quienes hicieron caso omiso a la fuga de un pequeño grupo no superior a la decena de corredores; a la postre, hasta el final de la competencia, estuvieron peleando el título individual de la justa andina, gracias a los dividendos, más de 16 minutos descontados en su cabalgata desde Suripá, estado Barinas, hasta la raya de meta.

No fue la mejor versión del Giro Andino en todo su historial. Sin embargo, pese a las vicisitudes, la organización, a cargo de la Asociación Tachirense de Ciclismo en la parte deportiva y el Ministerio del Deporte para el Poder Popular en lo económico, sacaron a flote el evento, que concluyó el pasado domingo a través del tradicional circuito de la avenidas España y 19 de Abril, y la victoria final del larense Pedro Gutiérrez.

Tampoco contó el giro tachirense con la mejor participación: apenas 103 ruteros fueron de la partida en la Planta de Concafé, vecino a Bramón, y la presencia de solo dos naciones invitadas, Italia y Colombia, la primera con un equipo y la segunda con cuatro, cinco divisas para llenar el cupo de combinados forasteros exigidos por la Unión Ciclista Internacional, ente rector del pedalismo mundial.

La ausencia a última hora de Cuba y México, ante el no envío a tiempo de los pasajes aéreos, puso en aprietos a la ATC, a dar carreras por parte de sus dirigentes, logrando en extremis que Colombia enviara un cuarto equipo y de esta forma cumplir con el cupo de cinco conjuntos foráneos exigidos a las carreras con calificación 2.2.

355.6 kilómetros para un título

Por segunda vez en los 53 años de historia del Giro Andino, la carrera se define en los albores, cuando apenas se está comenzando: primero en la edición de 2002, luego de una larga cabalgata de un grupo escapado, desarrollo de la etapa entre Santa Bárbara de Barinas y Santa Ana; y este año, como cuestión paradójica, también con salida en territorio llanero, Suripá, y final en suelo tachirense, Borotá.

En ambas fugas estuvieron presentes los astronómicos tiempos descontados por los fugitivos, que luego fueron definitivos para que uno de los escapados le alcanzaran los dividendos para conquistar sus respectivos títulos individuales del giro ciclísticos; a comienzos del siglo 21 fue Freddy Vargas, quien ganó en condición de novato, hazaña que aún se mantiene vigente, y ahora el larense Pedro Gutiérrez, quien se coronó el pasado domingo en la avenida España frente a los pabellones de Colombia y Venezuela.

No estaba en la mente de nadie que la historia se volviera a repetir- independientemente que en el deporte no haya nada escrito-, menos en una etapa que en el papel parecía “inofensiva”, no en los hechos, pues el año pasado cuando por primera vez se llegó a Borotá hubo una campana de alerta, un recorrido de muchas sorpresas, corroborado el pasado 13 de enero.

Por ser Pedro Gutiérrez un rutero de media montaña, no eximio escalador, reconocido por él mismo; algunos, hasta los más conocedores de la materia llegaron a pensar que pese al exagerado tiempo descontado a los favoritos, aún se podía pensar que la carrera no estaba definida.

El ahora campeón, sus compañeros de equipo y cuerpo técnico tuvieron fe, se la creyeron, estaban claros del trabajo hecho, no de ahora sino a lo largo de cuatro años, podría dar sus frutos, premisa que se hizo realidad hace 48 horas en la avenida España.

Otra vez Gianni Savio

De los equipos extranjeros, de nuevo el director italiano “hizo honor a a la carrera”, sus propios pronósticos se quedaron cortos, habló cuando llegó de ganar una etapa y pelear el título del más joven; y al final de la Vuelta, si bien es cierto no repitió el galardón de la Sub 23, en victorias parciales fue mucho más allá: se llevó cuatro conquistas.

Meritorio también lo de los neogranadinos, sobre todo el GW Shimano Continental, dirigido por Víctor Hugo Peña, que ganó dos etapas en forma consecutiva, la octava y la novena por intermedio de Cristihan Talero y José Serpa, a la vez campeones de las modalidades de los sprints y premios de montaña.

En el caso de los equipos nacionales, fueron los representantes yaracuyanos los que sacaron la cara por el país, específicamente el Gobierno de Yaracuy-Banco Bicentenario, dirigido por Edgar Da Silva, quien recibió el respaldo del también conjunto de San Felipe,  Bicicletas Castilla Fedindustrias.

Del patio, figuró el equipo Inversiones Alexander Avelina por intermedio de Ronald González, subcampeón del evento, dirigido por Samuel Villamizar, pese a perder muy temprano a uno de sus mejores hombres, Carlos Gálviz, motivado a una enfermedad estomacal.

Vuelta austera

Al contrario de otras ediciones, cuando la organización invitaba a medios nacionales tanto de la capital como de provincia para el cubrimiento de la carrera, este año hubo la ausencia total de grandes diarios de la gran metrópoli y de otras regiones, dada la crisis económica que atraviesa el país.

También hubo la queja por no pagar a tiempo los hoteles y otras cancelaciones propias de un evento de esta naturaleza. Sumado a ello, las carreteras por donde transitó la caravana deportiva no estuvieron acordes con las exigencias de un evento de esta envergadura, la casi totalidad de sitios por donde estuvieron pautadas las etapas mostraron mala imagen de transitabilidad.

Homero Duarte Corona

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