El lanzador de la selección de Cuba, Lázaro Blanco, de 35 años, fue el tercer pelotero de la novena de la isla que decidió quedarse en Miami, luego del Preolímpico de beisbol que se disputó la semana pasada.
Antes de de Blanco, le antecedieron el segunda base César Prieto y el sicólogo del equipo Jorge Figueroa. Figueroa de 33 años no se presentó a tomar el vuelo el jueves y está en paradero desconocido por el momento. Y Cesar Prieto abandonó al equipo el mismo día que llegó al sur de la Florida.
El gobierno cubano responsabilizó al de Estados Unidos por ofrecerles sustanciosas sumas de dinero a los peloteros, aunque Blanco dijo que hasta ahora no ha recibido ninguna oferta.
Blanco no se presentó en el aeropuerto para abordar su vuelo e informó a la delegación que no regresaría a Cuba, ni tampoco seguiría jugando en la Liga Mexicana donde hace carrera profesional, dijo su representante.
«Le doy gracias a Dios por estar aquí. Fue una decisión tomada para jugar en cualquier liga. O trabajar en cualquier cosa (…) Lo más importante es la decisión que he tomado para mí y para mi familia», dijo el pelotero durante una entrevista a Telemundo51. Agregó que «tienen que respetar las decisiones que tome cada ser humano».
«Bien duro, bien duro la vida en Cuba. Pero bueno tomamos esta decisión de quedarnos aquí para salir adelante», afirmó Blanco, quien dijo que su decisión sólo la comentó con su familia cercana, y que hoy está viviendo con amigos que lo están apoyando.
«Es duro porque dejas todo atrás, la familia, los amigos», dice el pitcher, quien precisa que se habría sentido bien con tanta gente gritándoles en el estadio que se quedaran, durante los juegos contra Venezuela y Canadá.