domingo 22 diciembre, 2024
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Setenta años después del primer título de baloncesto de mayores

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A la tercera va la vencida, y ante una afición hostil que abarrotó el coso “Arenas de Valencia”, el seleccionado masculino le dio al Táchira el máximo galardón en el deporte de los gigantes y las canastas


Homero Duarte Corona

la tercera va la vencida. Y la selección Táchira hizo honor a esta vieja frase al otorgarle a la entidad federal el primer título masculino de baloncesto, categoría mayores, en la historia del deporte aurinegro, cumplimiento de la III edición del Campeonato Nacional, con sede en el estadio “Arenas” de Valencia.

Dos subtítulos en forma consecutiva: en la primera edición, en 1948, en la capital del país; y al año siguiente, en condición de anfitrión, en un escenario improvisado, el estadio Táchira de La Concordia, fundado para la práctica del béisbol y el fútbol.

La dirigencia deportiva tachirense, consciente de la responsabilidad de ser sede de un campeonato nacional de baloncesto de mayores, que el año anterior estuvieron a un paso de conquistarlo, quería ser profeta en su tierra, llevarse los laureles.

El primer gran paso, se contrató a un entrenador con palmarés, aquilatado, se hicieron a los servicios del costarricense Manuel Rodríguez Bisuti, egresado de la universidad norteamericana de Yale, seguros los dirigentes de que el estratega “tico” tenía la sabiduría y capacidad suficientes para llevar por buen sendero al seleccionado amarillo y negro.

El estratega forastero comenzó a armar el rompecabezas, fue uniendo las piezas, hasta conformar un grupo con los mejores, experiencia y juventud; el colectivo de jugadores que había participado en el primer campeonato, junto a los que habían subido de categoría el mismo año del torneo.

De cara al campeonato nacional, se organizó un torneo estadal, cita en la que se presentaron dos equipos: el liceo Simón Bolívar, que tenía en sus filas a los jugadores: Rafael Lozada, Milton Leal, Pío Granados, Miguel Salcedo, Hugo Quiñónez, Vicente Gómez, Rómulo Carreño y Antonio Díaz; y Piratas, encabezado por Manuel Rosendo Fortoul, junto a Luis Eduardo “El Tierno” Gómez, Eduardo Cortés, Abelardo Grimaldos, Román Pérez, Ramón Velazco, Félix Giffuni y Leonardo Villamizar.

Una tanda de tres partidos para definir el campeón estadal entre los chicos del liceo Simón Bolívar y Piratas, con arrase para los segundos, tres triunfos en forma consecutiva, con tanteadores de 34-15, 25-20 y 26-25.

El minitorneo estadal le sirvió al entrenador costarricense para escoger una especie de preselección y al final inclinarse por los más aptos: Miguel Salcedo, Pío León Granados, Luis Eduardo “El Tierno” Gómez, Rafael Lozada, Manuel Murillo, Milton Leal, Román Pérez, Ramón Velazco, Vicente Gómez, Manuel Rosendo Fortoul y Abelardo Grimaldos, sin duda, un equipo con aspiraciones ciertas de pelear el título.

Aún no existía en San Cristóbal un gimnasio de categoría para montar el campeonato nacional, que llevó a la organización a improvisar el magno evento en el estadio Táchira de La Concordia, creado para la práctica del béisbol y el fútbol.

Táchira, subcampeón nacional

Ciro Leal, Milton Leal, Nicolás Bustamante, “El Kambao” y la madrina, Maura Márquez, exhiben orgullosos el trofeo de campeón. (Foto/Archivo La Nación)

Fueron huéspedes para la gran justa basquetera de primera categoría de baloncesto masculino, las selecciones de: Distrito Federal, Aragua, Carabobo, Zulia, Lara, Cojedes, Apure y el anfitrión Táchira.

Pese a ser local, el apoyo de centenares de aficionados en el improvisado gimnasio concordiano en cada uno de los compromisos, pero, por encima de todo, tener en sus filas a jugadores de primer nivel, con calidad de exportación, de nuevo se encontraron con el verdugo del campeonato, la fuerte representación de Miranda.

Los centrales mirandinos tuvieron al internacional Guffi González. Alejandro “Viejo” Viso, “Papá” Carrillo y Humberto Viso, todos con experiencia en el baloncesto estadounidense, quienes hicieron los méritos suficientes para cargar con los honores, dejando al local seleccionado al margen del galardón, conformándose con el subtítulo.

70 años de una hazaña

Con la amargura en la boca, el no poder conquistar el título en su propio reducto, Táchira comenzó su alistamiento para el tercer Campeonato Nacional, programado para la segunda quincena de agosto de 1950, en el gimnasio “Arenas” de Valencia, cita en la que de nuevo tendría que verse las caras con Distrito Federal y Miranda, campeones en las ediciones de 1948 y 1949, que obligaba al seleccionado tachirense a entregarse en cuerpo y alma en busca de obtener su primera corona.

En la segunda quincena del mes de febrero, la dirigencia del baloncesto comenzó el alistamiento para buscar los mejores jugadores con miras al Nacional en territorio carabobeño, a través de un torneo estadal de primera categoría, en el que se inscribieron Piratas, Liceo Simón Bolívar, Colegio Federal de Rubio y Deportivo Táriba.

La preparación de la selección Táchira estuvo a cargo del entrenador costarricense Manuel Rodríguez Bisuti, quien tenía como reto tomar revancha del campeonato anterior celebrado en San Cristóbal, donde debió aceptar con resignación el subcampeonato.

Pese al excelente de trabajo con un poderoso y talentoso grupo de jugadores comandados por “El Flaco” Manuel Rosendo Fortoul, Manuel Murillo, Vicente Gómez, Pío León Granados, Rafael Lozada, Milton Leal, Luis Eduardo “El Tierno Gómez, Abelardo Grimaldo y Félix Santander, el director técnico Rodríguez Bisuti tuvo que viajar a su país por motivos personales, quedando a cargo del equipo el taribense Román Pérez y como asistente Abelardo Grimaldos.

Una delegación de lujo para ir en busca del ansiado título, con Félix Alberto Giffuni y Óscar Vivas Mata como delegados, Maura Márquez en calidad de madrina, y el periodista deportivo Guillermo Becerra Mijares.

Debut por todo lo alto del quinteto tachirense, aplastó a Cojedes por 125 a 38, sobresaliendo Manuel Fortoul, quien logró un récord nacional al anotar 67 puntos, marca que se mantuvo por mucho tiempo en el acontecer del baloncesto nacional de Primera categoría.

En la segunda salida, el fuerte combinado tachirense da cuenta del anfitrión Carabobo, revés que encendió la mecha para que los aficionados del “Cabriales” tomaran represalias contra los dirigidos por Román Pérez, siendo motivo de pitas y consignas cada vez que salían al tabloncillo de juego para enfrentarse al rival de turno.

Esta ojeriza de la fanaticada carabobeña en contra de la poderosa selección Táchira no fue óbice para sus jugadores, lo tomaron como motivo de inspiración, para dar cuenta de Miranda, una especie de desquite, y también a su similar de Aragua, perdiendo luego ante Distrito Federal por apenas dos puntos. Los distritales cayeron frente a Zulia, para producir un triple empate en el primer lugar entre distritales, zulianos y tachirenses, que obligó a la organización a realizar una serie final entre los tres combinados para definir el campeón.

En el primer encuentro, Táchira supera a Distrito Federal por 62 a 38 y luego da cuenta de Zulia por 49 a 36, el 26 de agosto de 1950, triunfo que automáticamente les da la corona de campeones nacionales a los dirigidos por Román Pérez y Abelardo Grimaldos, que fungieron de jugadores y directores técnicos. Rafael Lozada, en un partido de antología fue el mejor anotador, logró 17 puntos para los intereses del amarillo y negro.

Los campeones recibidos como héroes

Un gran acontecimiento para el deporte tachirense, por primera vez se lograba un título nacional a nivel de cualquier disciplina del músculo y este logro lo había alcanzado la selección de baloncesto en el gimnasio “Arenas” de Valencia, un improvisado escenario en la Plaza de Toros de la capital carabobeña.

La llegada de los campeones al aeropuerto de San Antonio fue sencillamente apoteósica, fueron recibidos por las principales autoridades del estado, encabezadas por el gobernador Antonio Pérez Vivas, para luego en una gran caravana venirse hasta el Club Táchira de San Cristóbal, donde el propio mandatario regional les brindó un gran agasajo.

En su intervención, el gobernador les preguntó a los jugadores qué aspiraban que se les diera por el título conseguido. En nombre de los campeones intervino Luis Eduardo “El Tierno” Gómez, quien le pidió dos deseos: la construcción de un gimnasio donde practicar el baloncesto, y en lo personal le dijo que su gran anhelo era continuar su carrera de médico veterinario en Chile.

De inmediato el gobernador tomó la vocería para responderle a Gómez. Le prometió que gestionaría ante el gobierno nacional, presidido por el general Marcos Pérez Jiménez, la construcción del gimnasio.

Tres años más tarde, el propio primer mandatario nacional vino desde la capital de la República e inauguró el Gimnasio “Arminio Gutiérrez Castro”, y el bachiller Luis Eduardo Gómez fue becado para ir a estudiar en la Universidad de Santiago de Chile, donde no solo destacó como excelente estudiante, sino que fue figura en condición de jugador de baloncesto. Además de ello, hizo la diligencia para la contratación de un entrenador de primer nivel para dirigir la selección Táchira de Primera categoría, el técnico Ezequiel Figueroa, quien dejó grandes enseñanzas para la región y el país.

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