Independiente del Valle, campeón de la Copa Sudamericana-2019, es un modelo de éxito: con apenas diez años en primera división de Ecuador, ya clasificó a una final de la Libertadores en 2016 y fue constituido en el mayor semillero de futbolistas del país.
El cuadro, cuya sede está en la ciudad de Sangolquí, a unos 30 minutos al oriente de Quito, tiene como objetivo principal la formación y promoción de talentos.
La plantilla principal se nutre especialmente de sus canteranos. En esta edición copera, nueve jugadores son de la casa, incluido el capitán Fernando León, zaguero de 26 años, el único sobreviviente de la final de Libertadores perdida ante Atlético Nacional de Colombia en 2016.
“Se podría creer que al ser muy jóvenes no se toman en serio las cosas, son de 20 a 23 años, pero juntados con experimentados como (Cristian) Pellerano de 37 y Efrén (Mera) de 33, son muy profesionales”, expresó León.
Los futbolistas cumplieron un proceso formativo con torneos de menores de clubes y selección por todo el mundo. Por ello disputar una final de Sudamericana no les asusta y esperan confirmarlo con un triunfo el sábado ante Colón de Argentina, en Asunción.
– Con corte español –
“La vez anterior solo fuimos a disfrutar el jugar una final, era nuestra primera vez. Esta ocasión, se lo digo a los chicos, la vamos a ganar”, refirió el veterano zaguero León, testigo del crecimiento del club en la última década.
Aprendiendo de esa derrota y en plena línea de crecimiento, Independiente del Valle firmó un convenio con la Academia Aspire de Catar para transferencia de experiencias en procesos futbolísticos.
Por ello vinculó a varios especialistas españoles, como el actual técnico Miguel Ángel Ramírez, con seis años previos en esa entidad.
El hispano supervisaba todas las escuadras juveniles cuando asumió el mando de primera en mayo, para el juego de Sudamericana ante Universidad Católica de Chile (5-0 a favor), tras la sorpresiva salida de su compatriota Ismael Rescalvo, que se fue al Emelec de Guayaquil.
“En formativas manejamos un método de entrenamiento en el que intentamos enseñar al jugador todos los conceptos. En primera hacemos algo distinto, porque estamos más enfocados a la competencia y al rendimiento, manteniendo el mismo estilo de juego en todo”, aseguró el timonel.
– Semillero inagotable –
Actualmente, todos los equipos del fútbol profesional de Ecuador cuentan con al menos un jugador que haya pasado por el cuadro Del Valle; y además, es la base de todos los combinados nacionales infantiles y juveniles, con nueve jugadores rayados actualmente en el Mundial Sub-17 de Brasil con la ‘minitri’.
Ecuador fue campeón del Sudamericano Sub-20 Chile-2018 y luego tercero en el Mundial de Polonia de la categoría. De esa camada, Independiente del Valle formó y luego exportó a Gonzalo Plata al Sporting de Lisboa, Moisés Ramírez a la Real Sociedad B, Stiven Plaza al Real Valladolid y Jordan Rezabala a Xolos de Tijuana. Otros están por emigrar.
El fortín donde produce futbolistas es el Centro de Alto Rendimiento Independiente en Chillo Jijón, un complejo con todas las facilidades: tres canchas reglamentarias, gimnasios, áreas de soporte médico y fisiológico, además de lugares de hospedaje.
Allí, a la par del equipo de primera, se materializa un proyecto integral para 90 jóvenes, que juegan en las formativas, reciben educación secundaria, viven en la residencia del club, cuentan con sus propios entrenadores, fisioterapeutas y médicos. Se les proporciona alimentación e incentivos económicos que van desde 40 hasta 200 dólares.
“A mí me gusta mucho usar el fútbol como herramienta de cambio y este club (Independiente del Valle), si algo hace, es eso: que el fútbol sea la mejor excusa para ayudar a cambiar vidas”, reflexionó el técnico Ramírez.