Jesús Enrique Colombo nació para triunfar. La campaña de ensueño en su etapa novilleril, que lo llevó a conquistar la temporada de 2017 en España, cuna del toreo universal, la está ratificando en su labor como matador de toros, triunfos por doquier en apenas dos meses de haber recibido el doctorado.
En la Feria Internacional de San Sebastián, el pasado 27 de enero, en su debut como torero profesional se enfrentó a seis astados en solitario, cortando 3 apéndices, 2 al segundo y uno al quinto, para salir por la puerta grande y la conquista del “San Sebastián de Oro”, como triunfador de la Fiss-2018.
Viajó a Medellín, donde triunfó el año pasado en la recta final de su campaña novilleril, y de nuevo salió a hombros, el pasado sábado, después de tumbarle dos orejas a uno de los astados que le tocó en suerte, esta vez como flamante matador de toros.
Muy poco tiempo para celebrar en la capital antioqueña, en la misma noche regresó a Venezuela para presentarse el domingo 11 de febrero en la Feria del Sol de Mérida, sin suerte ante la mansedumbre de los astados, no se prestaron para la lidia.
Vino el desquite del hijo de Táriba, en su segunda presentación en el redondel de la Monumental “Ramón Eduardo Sandia”, de la capital emeritense, el pasado lunes de carnaval; triunfo apoteósico, el corte de dos apéndices a su primer toro y dos auriculares simbólicos y el indulto a su segundo, saliendo a hombros junto al ganadero Ricardo Ramírez.
De acuerdo con la reseña de los cronistas taurinos presentes en la plaza merideña, la afición se entregó al diestro tachirense gracias al trabajo con el capote primero, luego con los garapullos y cerró con la muleta, una faena intensa y variada que llevó a los gritos de “Colombo, Colombo”, que retumbaban en todos los rincones del coso merideño.
“Don Diego”, marcado con el número 127, de 445 kgr, un ejemplar de buenas hechuras al que el hijo de la “Perla del Torbes” lo entendió a la perfección para una labor muleteril colmada de largos derechazos y y naturales de ensueño para que la música se dejara oír y el contagio de la afición con el torero, una comunión que se mantuvo hasta que el torero y ganadero fueron paseados a hombros y de allí la salida por la puerta grande.
Un lleno hasta la bandera, con la presencia del también seboruqueño César Vanegas, quien fue ovacionado en su primer toro y una oreja en el segundo; el sevillano Daniel Luque, ovación y oreja, y el tachirense Jesús Enrique Colombo, dos orejas y dos orejas simbólicas. Se lidiaron reses del hierro nacional de Ricardo Ramírez.
Después de los triunfos en San Cristóbal, Medellín y Mérida, Jesús Enrique Colombo se irá a España, el miércoles 21 de febrero, donde le espera una temporada importante, con la seguridad que los triunfos le seguirán sonriendo.
Manolo Vanegas también se mostró
Valor, ganas, voluntad y profesionalismo, fue lo que mostró el también diestro tachirense, nacido en Seboruco. No tuvo suerte en las dos tardes que actuó en el Carnaval Taurino de Mérida, los toros no le respondieron el viernes, tampoco el sábado.
Sin embargo, Manolo Vanegas dejó constancia de qué está hecho, un torero de fina muleta, pues a pesar de que los toros no estuvieron a la altura de su clase y enjundia, el sábado cortó una oreja en base a exponer hasta el alma con tal de no irse con las manos vacías del ferial merideño.
Una oreja fue el premio a su suicida labor, que la paseó por el redondel con su rostro ensangrentado y al grito de “torero, torero” desde los tendidos. El Táchira y Venezuela tienen en este joven diestro una futura figura de la torería universal.
Homero Duarte Corona