Tras la derrota sufrida durante la noche del jueves en el Estadio Polideportivo de Pueblo Nuevo por marcador de 2 goles por 3 ante el Independiente Santa Fe, el Deportivo Táchira buscará voltear la arepa y hacer “la heroica” para remontar la serie en el juego de vuelta, a efectuarse el jueves 8 de febrero en el Estadio Nemesio Camacho “El Campín” de Bogotá, y de esta manera continuar por la puja de un cupo para la Fase de Grupos de Copa Libertadores 2018.
Una semana tiene el director técnico Francesco Stifano para corregir los errores y potenciar las virtudes si quiere proseguir en la competencia internacional, y de esta manera arrancar con buen pie la temporada 2018.
Táchira buscará pasar la página de esta triste caída y ahora se plantó como único objetivo dar vuelta al marcador en Bogotá, algo que no será fácil si se toma en cuenta que la capital colombiana se encuentra ubicada a una altura de 2.640 metros sobre el nivel del mar, además de la experiencia y sapiencia que el fútbol neogranadino ostenta, capaces de recapitular rápidamente y corregir falencias de manera inmediata.
En ese sentido, el Deportivo Táchira solicitó a la Federación Venezolana de Fútbol la suspensión del encuentro que tenía pautado para este lunes en el Polideportivo de Pueblo Nuevo, ante el Deportivo Anzoátegui, petición que fue aceptada, por lo que ahora el equipo atigrado puede concentrarse tranquilamente en su cita ante el cuadro “Cardenal”.
Bajas y dudas
Además de las “infantiladas” cometidas en el compromiso de ida, las cuales derivaron en dianas visitantes, Táchira tuvo que sortear con dos cambios obligados por lesiones, la del volante mixto Ángel Lezama y la del delantero y capitán aurinegro Edgar Fernando Pérez Greco.
Extraoficialmente se pudo conocer que Lezama quedó descartado para el choque de vuelta, pues acarreó una dolencia muscular de vieja data que ayer volvió a explotar; mientras que “El Flaco” se resintió de su esguince de tobillo, dolencia que apareció en el juego de ida ante el Deportivo Macará, en Ecuador, que le imposibilitó jugar la vuelta en Pueblo Nuevo, y que ahora pone en duda su viaje a Colombia, traslado que el plantel emprenderá este miércoles.
Nota discordante
Aunque no se llenó el estadio, el escenario registró una considerable entrada. Se formó una fiesta copera que recordó tiempos de otrora en que Táchira era un acostumbrado invitado en Copa Libertadores. Lamentablemente unos desadaptados mancharon la gran vibra que hubo en Pueblo Nuevo, pues no conformes con propinar insultos y arrojar objetos a jugadores colombianos y la terna arbitral, encabezada por el uruguayo Daniel Fedorczuk, protagonizaron actos al extremo, como el de pelearse con algunos aficionados bogotanos e incluso propinarles heridas corto punzantes.
Hay que entender que el fútbol es un deporte maravilloso que sirve para estrechar y unir lazos hermanos. Todos los que hemos sido participes del deporte más popular del mundo sabemos que los roces son normales en este juego, pero que después vienen los saludos y bromas con los rivales y todo quedará allí.
No podemos permitir que algunas personas que quieran generar conductas inapropiadas pongan en peligro la integridad moral del tachirense, pues además de los ciudadanos de esta región es también el equipo quien sale repercutido, pues podría ser multado y despojado de su feudo, es decir, ahora Pueblo Nuevo corre el riesgo de que se cierren sus puertas tanto para compromisos locales como internacionales, por lo que el Táchira podría quedarse sin su aurinegro y sin su Vinotinto.
(Favio Hernández)