Han sido meses de litigio, pero ya hay sentencia. La sudafricana Caster Semenya tendrá que disminuir con medicación sus niveles de testosterona, si quiere competir en distancias desde los 400 metros a la milla, después de que el Tribunal de Arbitraje Deportivo haya fallado este miércoles a favor de la Federación Internacional de Atletismo (IAAF).
Aunque el veredicto da la razón al organismo atlético internacional, el TAS admite que la normativa es “discriminatoria”, aunque necesaria para proteger del deporte femenino. “Las normas son discriminatorias, pero la mayoría del tribunal encontró que, sobre la base de las pruebas presentada por las partes, tal discriminación es un medio necesario, razonable y proporcionado para lograr el objetivo que persigue la IAAF de preservar la integridad del atletismo femenino en determinadas pruebas”.
Pero la complejidad del caso lleva al Tribunal a sembrar dudas sobre la aplicación de esta normativa que regula los casos de hiperandrogenismo. En este sentido, el TAS recomienda a la IAAF que, antes de aplicar esta norma, implemente estudios que verifiquen con mayor exactitud los niveles a partir de los cuales esa ventaja se produce
La sudafricana había recurrido al TAS la normativa que la IAAF quería haber desarrollado a partir del pasado 1 de noviembre -ahora suspendida cautelarmente- por la cual se establecía un nuevo el umbral de tolerancia para los niveles de testosterona -que estaba situado en los 10 nanomoles por litro de sangre- en 5 nanomoles, para participar en las carreras de distancias entre los 400 metros y la milla.
Según estudios realizados por la IAAF, y que había presentado al TAS, una mayor proporción de testosterona “aumenta un 4,4 % la masa muscular, entre un 12 y un 26 % la fuerza y un 7,8 % la hemoglobina”.
Sin embargo, desde un primer momento, Semenya, una de las atletas del panorama internacional que sufre hiperandrogenismo, defendió su derecho a competir como lo ha hecho siempre, como mujer y en categoría femenina, sin tener que recurrir a medicación que varíe de forma artificial ninguno de sus parámetros biológicos. “Quiero simplemente correr de manera natural, como lo hago desde que nací”, decía la atleta cuando compareció ante el TAS. “No es justo que me pidan cambiar, no es justo que la gente se pregunte quién soy”, añadió.
No ha sido un veredicto fácil. De hecho, el Tribunal de Arbitraje Deportivo, organismo al que recurrió la atleta para defender su derecho a competir en las pruebas en las que se ha proclamado campeona olímpica en dos ocasiones (los 800 metros), tuvo que retrasar la fecha de su decisión por la complejidad de todas las pruebas presentadas.
Ha habido argumentos y opiniones en todos los sentidos, la mayoría a favor de la normativa de la IAAF, pese a que muchos admiten también la complejidad del caso. La plusmarquista mundial de maratón, Paula Radcliffe, aseguró que “sería ingenuo no pensar que si esta regla no se aprobara, no habrá personas que busquen activamente a las niñas con esta condición”.
Por su parte, Joanna Harper, atleta y doctora transexual que ha asesorado al COI y al TAS en este caso, defendía que “Semenya está compitiendo con casi todas las ventajas de un hombre”.Se trata de una sentencia polémica por su complejidad que marca un antes y un después en la regulación de pruebas femeninas en base a cuestiones de género. Semenya tiene ahora 30 días para recurrir el fallo ante el Tribunal Federal Suizo.
Marca