La Vuelta a España vivirá el duelo Quintana-Froome que quedó pendiente en el Tour de Francia y augura una dura batalla en escenarios distintos y con un elemento en común. Ambos sacarán la calculadora, y luego pelearán cada segundo en sus escenarios predilectos: el colombiano en la montaña y el británico en la contrarreloj.
Se inicia una guerra de guerrillas. Cada segundo tendrá su peso en oro. Mientras Quintana tratará de establecer una ventaja en torno a los 3 minutos, ó más, para llegar con ciertas garantías a la contrarreloj de Calpe, de 37 kilómetros, Froome tendrá que minimizar los daños en los puertos para que decida su mejor aliado, el reloj.
Sabe Froome que le tocará perseguir al colombiano en cada llegada en alto. Tiene preparada su estrategia para los casos de urgencia, es decir, no perder los nervios, regular su ritmo, mirar el potenciómetro que tanto le gusta y mover el “molinillo” hasta que el cuerpo y los vatios aguanten.
Montaña contra reloj. Esa es la cuestión en una Vuelta que disfrutó en Asturias su primera jornada de descanso. La general está apretada. En un minuto viven los inquilinos del podio, donde Alejandro Valverde, en su tercera grande consecutiva en el año, figura segundo. El murciano será un ayudante de lujo para Quintana ante un Froome que no tiene el Sky dominador del Tour.
Otros nombres han caído al segundo escalón a más de 2 minutos. Queda Vuelta, pero el colombiano Esteban Chaves (Orica), a 2.09, no ha dado aún la medida de 2015, ni Alberto Contador (Tinkoff) tiene la suerte de cara con el tema de las caídas. El madrileño, a 3
minutos admite que lo tiene “muy complicado”.
La última semana será de infarto si la carrera sigue igualada. El inédito Más de la Costa, en Castellón, una subida de 4 kilómetros con rampas del 23 por ciento puede causar estragos. Será la última opción antes de la cronometrada de Calpe, la cita que ocupa la mente
de Froome, su tabla de salvación si quiere saldar su cuenta pendiente con la Vuelta.
Si después del examen cronometrado siguen las dudas, el Alto de Aitana, la víspera de la llegada a Madrid, hará de juez. Entonces tanto Quintana como Froome habrán echado su cuentas. Las cartas están repartidas. Unas en los puertos, otras las lleva las manecillas del reloj. El reto ahí queda.
Este miércoles el pelotón vuelve a rodar en la undécima etapa entre Colunga y Peña Cabarga, de 168,6 kilómetros. Final en alto con 5,9 kilómetros con pendiente media del 9,8 por ciento y máxima del 18.
(EFE)
Quintana y Froome entran en guerra por la Vuelta a España
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