Miguel Cabrera, comprometido con los Tigres de Detroit, luego de una temporada para el olvido, ha retornado al campo de entrenamientos en Lakeland, Florida, mirando a la temporada 2018.
El infielder venezolano, con una triple corona en su palmarés, es pieza clave en la alineación de los bengalíes, pero el año pasado poco pudo aportar para la causa del conjunto, que finalizó último en la División Central de la Liga Americana, con apenas 64 victorias, 98 derrotas.
Cabrera, jugando la temporada en la inicial, confrontó problemas físicos y dejó de aparecer en un buen número de encuentros en la alineación del manager, Brad Ausmus, quien no estará para la venidera campaña.
A los 34 años, Miguel Cabrera espera retornar con su poder a la ofensiva y manteniendo la defensa en la inicial, porque nadie se atreve a afirmar que el nuevo estratega del conjunto, Ron Gardenhire lo traslade a la esquina caliente, que no es la posición ideal para el venezolano, por los problemas que confronta con su espalda.
Luego de la debacle que sufrió la divisa en la pasada campaña, nadie se atreve a afirmar que para el 2018 las cosas cambien violentamente y que se van a encontrar a los Tigres de Detroit metidos en postemporada.
Una serie de cambios promovió la gerencia del conjunto, buscando fortalecer espacios que no rindieron al máximo. Lanzadores y jugadores de posición llegan al club tratando de aportar en el mejoramiento de resultados.
Así, Miguel Cabrera se presentó el pasado fin de semana en los entrenamientos primaverales y, desde el mismo lunes, tiene su enfoque en un proyecto que habla de la reconstrucción de los rayados. No tiene intenciones de aceptar descanso dentro de la alineación.
Es una pieza que no debe faltar. Su poder ofensivo apenas alcanzó para los .249 de average, 16 jonrones y 60 carreras impulsadas, un reflejo de la baja en su producción, comparando con anteriores campeonatos.
Cabrera tiene cuatro títulos de bateo, una triple corona, además de exhibir dos premios al JMV.
Batear sobre los .300, unos 30 jonrones y 100 carreras impulsadas, es el objetivo del venezolano, pero esa producción requiere mantenerse completamente saludable, borrando esos problemas y dolores musculares que le impidieron rendir al máximo en el 2018.
Sandoval regresa. Regresando a los Gigantes de San Francisco, luego de su fracaso con los Medias Rojas de Boston, espera retomar su producción, en los dos frentes, ofensiva y defensiva.
No es fácil para el venezolano convencer al mánager del equipo, Bruce Bochi, de un regreso a esas condiciones que exhibió anteriormente, conquistando el título con el mismo equipo en la temporada del 2012, con extraordinaria actuación, ligando en uno de esos compromisos de 4-4, además fue declarado el Jugador Más Valioso de la Serie Mundial, jugando para .500 de average.
Los tiempos cambian. Las siguientes temporadas no fueron las mejores para el criollo. Se desplomó ese poder que exhibió el “Kung Fu Panda”, ganándose la admiración de los seguidores de Gigantes, que crearon la Pandomanía.
Temporadas frías que obligaron a los Gigantes de San Francisco a negociar un canje con los Medias Rojas de Boston, donde nada pudo hacer el antesalista y finalizó con un débil average de .212, producto de 21 hits en 99 turnos al bate.
Regresa a los Gigantes, que tienen un mánager que sabe manejar a los peloteros latinos y que fue jugador en Venezuela, el receptor Bruce Bochi. Sandoval tiene que superar muchos problemas, y a su llegado al equipo se encuentra con que la nueva adquisición de los Gigantes, Evan Longoria, para jugar en la esquina caliente, le va a reducir el número de apariciones en los compromisos y se alternará en la inicial.
Son meras teorías. Los campos de entrenamientos han abierto sus puertas para recibir en primera instancia a lanzadores y receptores, pero muchos peloteros, apurados para poner en orden sus condiciones, han llegado con sus macundales cargados de ilusiones, y en ese grupo de peloteros figuran Miguel Cabrera y Pablo Sandoval.