Cinco días después de la inmortalidad ante los ingleses, Luis Suárez fue humano. El uruguayo se refugió en el silencio ante el destierro de cuatro meses del fútbol por su pecado en Brasil, y luego de 640 días pudo vestirse de celeste este año para un partido oficial. Sin embargo, el infortunio lo persigue.
El demonio que lo indujo a morder a Giorgio Chiellini en el Mundial-2014 le abrió un infierno a sus pies. La pena inquisidora de la FIFA lo privó, entre otras cosas, de ir a Chile el pasado año a defender el título de la Copa América que Uruguay había ganado con altísimos honores en Argentina en 2011.
Una clasificación apenas con lo justo a los cuartos de final y a continuación un lamentable desenlace frente al anfitrión, y posterior campeón, dejaron al descubierto que Uruguay es uno con el ‘Pistolero’ y otro diametralmente opuesto cuando el ‘9’ no está.
“Esto es lo mismo que pasa si Argentina no tuviese a Messi. O qué zaguero juega si España no tiene a Sergio Ramos. Casi todos los equipos dependen de su individualidad”, había afirmado el DT Oscar Tabárez ante la ausencia del ídolo celeste en la Copa América chilena.
En pleno invierno austral, Chile se frotó las manos durante un mes al acoger a Messi, Neymar, Agüero, Di María, James, Cavani, Guerrero, y por supuesto sus estrellas el ‘Rey Arturo’ y Alexis, pero Suárez, el mejor futbolista de la Copa América 2011 y segundo máximo goleador de ese torneo, se extrañaba en el exquisito cartel de astros.
Era notorio ese espacio vacío en el reparto de artistas de la Copa, pero se sentiría muchísimo más en el diseño del once celeste, porque Suárez se había convertido para ese entonces en una megaestrella en el viejo continente con la conquista de un triplete histórico -Champions-Liga-Copa- para el Barça, el segundo de los catalanes.
Cuando el cuerpo habla
Minuto 57 de la final de la Copa del Rey entre el Barça y el Sevilla en Madrid. Quince días exactos antes del debut de Uruguay ante México en la Copa América Centenario.
El ‘Pistolero’, que no había descargado su arma esa noche de domingo, abandonaba el césped del estadio Vicente Calderón cojeando, mientras tanto en Uruguay comenzaba el drama.
El diagnóstico, una lesión en el músculo semimembranoso de la pierna derecha, lo que se traduce en un tiempo de baja entre tres y cuatro semanas.
El infortunio nuevamente se ensañaba con el charrúa. Un capítulo casi idéntico al que vivió antes del Mundial brasileño cuando faltaban 21 días para que la celeste debutara ante Costa Rica. Una operación de meniscos en la rodilla izquierda lo puso en la cuerda floja.
Uruguay cayó ante los ticos, pero luego Suárez apareció con su aura salvadora ante los ingleses. Lo que pasó después fue el inicio de su drama.
Volviendo al presente, Suárez no estará el domingo ante México en Phoenix en la apertura del Grupo C, que también integran Venezuela y Jamaica. Tampoco llegaría para enfrentar a la vinotinto, el próximo jueves en Filadelfia, y sólo si el ‘maestro’ Tabárez lo considera necesario le daría minutos ante los ‘Reggae Boyz’, apenas el 13 de este mes en Santa Clara (California).
¡Suárez, la Copa América te sigue esperando!