Previo al inicio de las eliminatorias para Rusia 2018 se creía que Venezuela contaba con la mejor generación de jugadores de todos los tiempos para afrontarla y tratar de conseguir el boleto al Mundial, pero un accidentado inicio acabó con todo lo que pudo llegar a ser.
Noel Sanvicente nunca llegó a estar a la altura de las expectativas que generó su llegada a la selección, protagonizó una de las peores etapas de la vinotinto en los últimos años y con la cosecha de un punto, de 18 posibles, la regresó a la época de la ‘cenicienta’ de América.
El técnico multicampeón de Venezuela apenas pudo ganar un partido oficial con la selección, el primero de la Copa América de Chile 2015 ante Colombia (1-0), en eliminatorias alcanzó a sumar un solo punto, el del empate con Perú (2-2) en el inicio de la tercera jornada premundialista.
Los magros resultados, unidos a una evidente falta de química en el camerino, le pusieron fin a su fugaz ciclo y le abrieron paso a un nuevo proceso comandado por Rafael Dudamel, que comenzó con mucha incertidumbre ante el poco currículum del exguardameta venezolano. Hasta ese momento su mérito era haber clasificado a la Sub-17 nacional a un Mundial, en el que fue eliminado en primera ronda sin un solo punto, y dirigir al CD Lara.
“Jugaremos con irreverencia”, advirtió Dudamel en su primera rueda de prensa como seleccionador nacional, a partir de entonces marcó el camino de una Venezuela que pese a quedar eliminada prematuramente, terminó convertida en sensación, juez y verdugo de las selecciones que terminaron clasificando a Rusia en el último suspiro del premundial.
Desde cero
El accidente sufrido en el arranque camino a Rusia no terminó siendo tan catastrófico después de todo. Dejó en evidencia la necesidad de un cambio y, en ese sentido, Rafael Dudamel tomó las decisiones para comenzar a construir una nueva ilusión desde cero.
Con la palabra como principal arma, Dudamel despertó de nuevo la motivación de la selección y en la Copa América Centenario se recogieron los primeros frutos. La vinotinto se reencontró con el triunfo y volvió a competir por lo alto. No trascendió más allá de los cuartos de final de la cita, pero logró recuperar la confianza para empezar a dar los primeros pasos hacia la renovación generacional.
En la reanudación de las eliminatorias las cosas no salieron como se plantearon. Venezuela no pudo meterse en la pelea por Rusia y fue cuando recurrió a un cambio de plan.
Apostar a ganar, aunque eso implicara perder partidos, fue el nuevo lema. El objetivo dejó de ser sumar puntos, sino minutos y experiencia en la primera gran camada que nacía de la norma del Juvenil.
Los módulos mixtos de la absoluta con la Sub-17 y Sub-20 se hicieron más frecuentes. Vino el Sudamericano Sub-20, luego el Mundial -un gran Mundial- que terminó en la conquista histórica del subcampeonato y en la confirmación de que ese era el camino.
El remate de eliminatorias, con Colombia, Argentina, Uruguay y Paraguay en el horizonte, supuso la gran prueba de fuego para el esbozo de una nueva vinotinto que salió airosa y cosechó la mayor cantidad de puntos (6) que en el resto de la eliminatoria, al conseguir tres empates y una victoria, en partidos en los que destacó la sólida defensa comandada por Wuilker Faríñez, que apenas encajó un gol.
“Es una buena manera de finalizar este ciclo de eliminatorias (…) con optimismo e ilusión comenzamos a visualizar el futuro próximo”, dijo Rafael Dudamel, tras el triunfo 0-1 en Asunción, con gol de otro mundialista, Yangel Herrera.
“Necesitamos compromiso e identificación –con el proyecto- de todos los futbolistas que están dentro y fuera del país”, aseguró el seleccionador, quien espera que todos se sientan importantes y lo entreguen todo cada vez que sean llamados, pues “lo importante es que el que tenga la oportunidad la aproveche”.
La generación que inició la batalla a Rusia era prometedora, pero no más que la que queda para dar la pelea por Catar 2022. Ahora es cuando Venezuela tiene con qué. (María José Salcedo)
Venezuela tiene con qué
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