Luego de seis módulos de entrenamiento en los que se trabajó el aspecto técnico – táctico, el cuerpo técnico del seleccionado femenino Sub-20 reservó el séptimo y último para el acoplamiento físico al entorno de Ibarra, la ciudad ecuatoriana donde Venezuela jugará la fase de grupos del Sudamericano, la cual está ubicada a 2202 metros sobre el nivel del mar.
“La base de altura es fundamental para poder tener esa tranquilidad, para que no nos dé ansiedad, dolor de cabeza, insomnio, frecuencia cardiaca elevada o presión arterial elevada, y por eso vamos a tener 20 sesiones, a doble turno diario, para poder llegar de la mejor manera a la ciudad de Quito y terminar la adaptación una semana antes del inicio del torneo”, explicó Gerardo Contreras, asistente técnico y preparador físico de la Sub-20 femenina.
En relación a la altitud de Ibarra, la Vinotinto femenina saca ventaja a la concentración en el páramo de La Culata, ubicado a 2.700 metros sobre el nivel del mar, que les ofrece a las chicas un margen de 500 metros para aprovechar más el acondicionamiento y hacer un fondo extra de oxígeno para poder desplegar su potencial en el momento de la competencia.
“Eso nos va a favorecer en la cantidad de oxígeno en la sangre”, aseguró Contreras en relación a este aspecto, al tiempo que explicó que “se viene a la altura a buscar la hipoxia, el síndrome que denominamos ‘mal de páramo’, porque eso es lo que se va a reflejar en la altura”.
En cuanto a los horarios de entrenamiento, el preparador físico explicó que se están haciendo “en las horas acordes de lo que es el proceso de recuperación, para lograr la conexión de lo técnico-táctico y físico que quiere el director técnico José Catoya, y que se empleará ante las diferentes selecciones que vamos a enfrentar, y así ir con mayor seguridad a buscar la clasificación a segunda fase, que será en Ambato, donde también hay una importante altura”.
Un 31 diferente
Este 31 de diciembre será atípico para las 22 jugadoras que componen la selección Sub-20. Como el seleccionado masculino, que en 2016 finalizó su preparación para el Sudamericano de Chile en la misma época, las chicas vinotinto están llamadas a hacer el gran sacrificio de estar alejadas de la familia en esta fecha tan emotiva, aunque en contrapartida estarán junto a su familia deportiva, en un día que servirá incluso de terapia para afianzar lazos de hermandad y comprometerse aún más con el objetivo que las tiene en esa posición: seguir dejando el nombre de Venezuela en alto.
No se espera menos de una selección plagada de experiencia internacional, que ha sido muy exitosa en el contexto sudamericano como categoría Sub-17, solo que ahora se espera eleven el nivel en la Sub-20, no sólo en la región, sino también en el Mundial, que el próximo año se celebrará en Francia.
La generación liderada por Deyna Castellanos, Verónica Herrera y Daniuska Rodríguez, de la mano ahora de José Catoya, buscará prolongar la hegemonía venezolana a la categoría Sub-20 y hacerla protagonista en Francia-2018, luego de que no pudiera en Papúa Nueva Guinea la selección de Gabriela García y compañía.
El Sudamericano de Ecuador comienza para Venezuela el 14 de enero, cuando enfrentará a Uruguay; luego, el 16, lo hará ante Brasil, Bolivia corresponde al 18 y con Chile cerrarán el 20. (MJS)
Venezuela se oxigena en Mérida para contrarrestar altura de Ibarra
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