El estrés está detrás de una de cada tres lesiones musculares de futbolistas, según revela una investigación de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), que ha analizado la saliva de los futbolistas profesionales.
Este proyecto, que ha contado con la colaboración de varios clubes de la LFP, estudia cómo el estrés afecta al rendimiento de los jugadores y les hace más proclives a las lesiones, lo que merma su capacidad de juego, ha informado este sábado la UNIR, en una nota.
La investigación muestra que concentraciones altas de cortisol (C) -la hormona que causa el estrés-, creatina quinasa (CK) y tasas reducidas de inmunoglobulina A (IgA) se asocian con una menor adaptación psicofisiológica y mayor riesgo de lesión muscular.
Estos indicadores pueden obtenerse gracias al análisis de la saliva de algunos de estos analitos (sustancias químicas presente en un material o sistema), un procedimiento que ha ido ganando popularidad por su baja invasividad, facilidad y rapidez en el control del rendimiento del deportista profesional.
Recientemente, se ha añadido al procedimiento el análisis de la proteómica salivar para determinar las concentraciones circulantes de interleucinas y otros metabolitos que se estén dirigiendo en ese mismo momento a los “tejidos diana” y que, por lo tanto, están modulando la actividad de motora, los procesos cognitivos, afectivos y la toma de decisiones, entre otros.
Así, es posible conocer aspectos como la tolerancia al estrés, la capacidad competitiva de cada jugador y las tendencias generales del equipo a lo largo de una temporada competitiva.
El autor principal del estudio, el doctor en Fisiología Humana y de la Actividad Física y el Deporte, Manuel Jiménez López, explicó que «se observan patrones de respuesta neuroendocrina, que son predictores de la lesión deportiva, especialmente la lesión muscular, en las semanas anteriores».
Algunos estudios sugieren que entre el 65 y el 91% de los jugadores de un equipo de fútbol profesional sufrirán alguna lesión a lo largo de la temporada y que el 90% de ellas se produce en las extremidades inferiores, siendo más probables en partidos oficiales que en entrenamiento o en partidos amistosos.
EFE