Al minuto 64 en el estadio Ciudad de Lanús, se originó una situación de ataque a favor del equipo local, que ganaba 3-2. Eran tres los jugadores de Lanús que atacaban mientras que River Plate defendía con cinco. Román Martínez, quien llevaba el balón, se iluminó. El mediocampista metió un balón entre líneas para Nicolás Pasquini, pero el receptor nunca llegó porque el defensor Gonzalo Montiel lo agarró de la camiseta. El árbitro del partido Wilmar Roldán lo pasó por desapercibido y no cobró. Jugadores e hinchas saltaron, insultaron y gritaron contra el central en protesta por su decisión.
A Roldán le quedaron las dudas y pidió ayuda a los analistas de video. Se apoyó en ellos para tomar la decisión correcta. Después de un par de minutos, pitó penal. Con los dedos índices dibujó en el aire la forma de una pantalla y señaló el área. No hubo muchas protestas en contra, los jugadores de River Plate aceptaron a regañadientes la decisión. Alejandro Silva se encargó de cobrar la infracción y marcó el cuarto para Lanús, que terminó imponiéndose 4-2 y avanzó a la final de la Copa Libertadores.
Pero no todo le salió bien a Wilmar Roldán. El árbitro colombiano es seriamente cuestionado debido a que no le cobró un penal a River Plate por una mano dentro del área de Iván Marcone. Roldán ni siquiera pidió la repetición para sacarse las dudas. Marcelo Gallardo, indignado le dijo al cuarto árbitro: “Señor, ¿no lo va a revisar?”. Luego, al final del primer tiempo, el técnico de River Plate se acercó para hablar con la terna sobre la jugada que pudo haber significado el tercer gol del equipo millonario, que habría complicado más las ilusiones del granate de llegar a la final.
https://youtu.be/Mk0BcbI1qo8
(Vía El Espectador)