A los 17 años empezó a figurar en el baloncesto, y diez años después, una lesión lo alejó de las canchas. Ya curado, compartió su trabajo con el softbol, disciplina que practicó hasta el último día de su existencia
Homero Duarte Corona
Ramón “El Coco” Gámez, vivió el deporte intensamente. Comenzó su trajinar en el baloncesto, a los 17 años, donde estuvo inmiscuido por diez años. Una lesión lo alejó del tabloncillo por siempre; ya curado se inclinó por el softbol, disciplina que vivió intensamente como jugador activo hasta el último día de su existencia.
Una partida inesperada, cuando aún tenía un mundo por delante, a los 60 años, un paro respiratorio, producto del virus del covid-19 se lo llevó del mundo terrenal, dejando un vacío en el deporte y entre sus compañeros de trabajo en la Policía estadal.
Su hijo Daniel, contó a Diario la Nación lo que significó su padre, un ejemplo a seguir como atleta y hombre de trabajo. Cinco hijos en su matrimonio con Imelda Yajaira Méndez; y una hija de 11 años, Camila, con su actual pareja.
Dos de sus retoños varones, el mayor, Ramón Enrique Gámez Méndez, emuló a su progenitor, también se inclinó por el deporte de los gigantes, fue selección Táchira desde la categoría Infantil hasta Juvenil y preselección Venezuela. Jugador profesional con Nacional Táchira, Liga Occidental y actualmente reside en Estados Unidos, allí juega en la categoría Máster, a los 41 años.
Daniel Alberto (37), un segundo hijo varón, igual que su padre y hermano, ingresó en el baloncesto; fue selección Táchira en la categoría Juvenil y Cadetes y ahora mismo juega en la Liga de Primera del estado Táchira.
Sus excompañeros de equipo en Panteras del Táchira, uno de ellos el ingeniero Pedro Vásquez, dijo a Diario la Nación que, duele cuando un amigo se va tan pronto. “Coco” fue un jugador muy aguerrido, bravo y sin temor de fajarse en defensa, excelente lanzador”.
Trajo a la memoria una anécdota del “Coco” Gámez, en un partido de la Liga Especial, frente a Nueva Esparta, choque donde Gámez debía cuidar, prácticamente corretear por todo el tabloncillo a Luis Jiménez para evitar que lanzara al cesto, pues era canasta segura. El profesor Ramón Osorio entrenador del Táchira, le reclamaba constantemente a “El Coco”, las razones por las cuales Jiménez seguía anotando.
No aguantó la presión de su entrenador, el “Coco” Gámez se acercó hasta donde estaba Ramón Osorio y le mostró los tres dedos de la mano derecha, y le dijo: “huela”; “no puedo más, le he hecho de todo y no lo he podido parar”, era demasiado escurridizo Luis Jiménez.
—No se daba por vencido, se entregaba en cuerpo y alma a lo largo de todo el partido, era un alero como como pocod en el país, un eterno animador de sus compañeros, no se le enfriaba el guarapo, sentenció Pedro Vásquez.
Un accidente de tránsito lo sacó del baloncesto, cuando todavía la quedaba cuerda para rato. Pero ya recuperado de la lesión no regresó al tabloncillo, ingresó de lleno en el softbol, en condición de lanzador o pitcher, convirtiéndose en jugador de primer nivel, que lo llevó a vestir la camiseta no solo de la selección de la Policía del Estado, sino de otros equipos en las Ligas del Club Demócrata, Centro Latino, Parque Andrés Miranda, Táriba, Palmira, Santa Ana y en fin recorrió todos los escenarios del estado, dictando cátedra arriba de la lomita.
Supervisor jefe de la policía estadal
Hace trece años, el “Coco” Gámez ingresó al cuerpo policial, con una hoja de vida importante, compartió su trabajo con el estudio, licenciado en Ciencias Policiales y egresado como Técnico Superior Universitario en Construcción Civil en el IUFRONT.
Estaba a punto de jubilarse, señaló al periodista su hijo Daniel, lamentablemente una neumonía que lo había afectado hace tres meses, le apareció de nuevo. La semana antepasada, en el puesto de policial de Capacho, donde estaba destacado, empezó a sentirse mal, le dio un resfriado, con fiebre.
El martes 11 de agosto se hizo la prueba rápida de covid-19, salió negativo. Dos días más tarde, continuó el malestar, que obligó a sus superiores a llevarlo desde su puesto de trabajo al hospital Central. Allí le hicieron una serie de estudios, para ir descartando cualquier problema, dijo Daniel.
Esgrimió que a su padre le fue practicado el PCR el viernes 14 de agosto y fue enviado a Caracas. El resultado llegó este lunes en la mañana, con resultado positivo de coronavirus. “Mi papá murió este domingo a las 4 y 54 minutos de la tarde, un paro respiratorio terminó con su existencia”. Paz a su alma.