Por primera vez en mucho tiempo Pueblo Nuevo no fue absolutamente vinotinto en un partido de la selección. En esta ocasión y como era de esperar, el rival -Colombia- también se hizo sentir casi en la misma proporción que el local en el partido disputado ayer, por la fecha 15 de las eliminatorias para el Mundial de Rusia 2018.
Venezolanos y colombianos dijeron presente en la grada de Pueblo Nuevo, que se convirtió en un mosaico bicolor, tapizado de vinotinto y oro, en el que reinó un ambiente de alegría, sí, por cada una de sus selecciones, pero también hermandad y camaradería, con lo cual derribaron el mito de la rivalidad a muerte y del ‘partido de alto riesgo’.
Escasos claros se observaron en la grada del Polideportivo, que en general ofreció un marco prácticamente perfecto para el retorno de la selección, luego de cuatro años de ausencia, que bien pudiera establecerse nuevamente y de manera permanente -como en los viejos tiempos- en una plaza que respondió con el respaldo de siempre, pese a rival, que amenazó con traer más gente.
Aunque en número, los aficionados venezolanos eran más, el temor de en algún momento verse arropado por la visita estuvo latente, como en los actos protocolares, cuando el Oh Gloria Inmarcesible fue cortado abruptamente, en vista del masivo coro que comenzó a estremecer Pueblo Nuevo. Se desconoce si fue intencional o accidental, en todo caso, jugadores y parciales lo entonaron hasta el final.
El Gloria al Bravo Pueblo se escuchó y entonó en cada rincón del estadio con especial emotividad, que alcanzó su máximo nivel con el despliegue de la bandera gigante en la tribuna sur, que como siempre, llama la atención, como la de Radamel Falcao, que volteó a ver el inmenso símbolo patrio y seguro se sintió cautivado como muchos, que no pueden evitar las lágrimas durante ese homenaje.
Durante el partido, mientras los jugadores se daban por completo en el terreno de juego, en la tribuna se libraba el propio duelo, o mejor, contrapunteo de consignas y cánticos para una y otra selección.
Hubo tantos rugidos, suspiros, gritos y aplausos desenfrenados como amenazas de gol de una selección y otra.
Pero Venezuela fue más, quizá no siempre en la cancha, pero sí en la tribuna, donde en todo momento vio retribuido el ímpetu y esfuerzo que le ponía a cada jugada de ataque.
“Vamos venezolano, esta noche tenemos que ganar”, sonó y resonó en Pueblo Nuevo. La victoria no se reflejó en el marcador, pero sí en el trabajo que se adelanta para Qatar y que tendrá en San Cristóbal su indiscutible gran aliado.
Con un recorrido alrededor de la cancha con aplausos al cielo, Salomón Rondón agradeció al espontáneo Pueblo Nuevo su aliento hasta el final; mientras que en rueda de prensa Rafael Dudamel felicitó a San Cristóbal por “un espectáculo hermoso, por el respeto en las tribunas” y celebró la conducta de los aficionados venezolanos y colombianos , “por saber compartir en una misma tribuna”.
(María José Salcedo)
Pueblo Nuevo fue un mosaico bicolor que llevó la fiesta en paz
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