Había hecho saltar las alarmas por un bajón anímico y deportivo, pero el FC Barcelona-Eibar devolvió la sonrisa a Philippe Coutinho. Con el apoyo de sus compañeros y del Camp Nou, el carioca recuperó sensaciones con una actuación de lo más convincente.
Es el fichaje más caro de la historia del FC Barcelona, y en las últimas semanas había sembrado dudas. Philippe Coutinho no era el mismo que enamoró en los primeros meses en la Ciudad Condal, porque las cosas no le salían sobre el terreno de juego y parecía apático y desconectado. Ernesto Valverde optó por no rendirse con el carioca, y finalmente el tiempo le acabó dando la razón.
Fue sólo una mala racha y esto ha sido un solo partido bueno, pero el Txingurri ha demostrado que no hay porqué preocuparse cuando el brasileño u Ousmane Dembélé se tambalean ligeramente. Ambos han vivido algunos momentos difíciles en su adaptación al conjunto catalán, pero la respuesta que siempre ha funcionado es la que propone el míster: Cariño de los compañeros y apoyo del Camp Nou.
En lo relativo al ex del Liverpool, el Txingurri se la jugó contra el Eibar dándole la titularidad por delante del francés, y la apuesta no pudo salirle mejor. El de Vernon recibió algunos minutos de descanso antes de participar en la segunda mitad, y el de Río de Janeiro se reconcilió con su calidad y con una afición que volvió a disfrutar con la magia que atesoran sus botas.
Acompañarle de Leo Messi y Luis Suárez fue un acierto indiscutible, porque se sitió arropado y logró volver a brillar. A Coutinho se le veía con muchas ganas y eso se trasladaba a su juego, que recibió otro empujón con una doble pared inmejorable antes de que el de Salto abriera la lata. En su celebración, el uruguayo y el argentino le buscaron para fundirse en un cariñoso abrazo. Bonito gesto el de los veteranos.
Pero las apariciones del atacante no se quedaron ahí, ya que formó parte del estallido culé al inicio del segundo tiempo. También fue clave para la diana del ’10’ que ponía el 2-0, e hizo que el público se levantara de sus asientos con un sombrero magnífico a Gonzalo Escalante, que acabó en una ocasión que le taponó Asier Riesgo. Su confianza subió este domingo muchos enteros, y de forma muy merecida.
Valverde tiene alternativas de todo tipo en el vestuario
Aunque probablemente la calma dure poco porque ahora se hablará de la batalla entre Dembélé y Coutinho por un puesto, el gran beneficiado de esta recuperación es el Barça, que tiene alternativas y propuestas de todo tipo para afrontar una ambiciosa campaña. Si uno sube, el otro baja, y las ausencias no se notan porque siempre hay jugadores preparados para rendir al máximo. Este no es un problema, sino un acierto de planificación y la prueba de que por fin hay un banquillo que aporta soluciones en el Camp Nou.
Para evitar que la discusión llegara antes de tiempo, Valverde se permitió el lujo incluso de hacer pruebas con el partido resuelto, manteniendo al brasileño en el campo cuando dio entrada al galo. El reajuste colocó una especie de formación 4-2-3-1, con Arturo Vidal e Ivan Rakitic en el doble pivote y tres medias puntas (Messi y los dos jóvenes) por detrás de Luis Suárez. Alternativas no le faltan al entrenador.