SOCHI, Rusia, 13 Jun 2018 (AFP) – Unos duros con camiseta blanca: Pepe y Sergio Ramos fueron los amos de la defensa blanca del Real Madrid durante 10 años, pero enfrentados el viernes, estos dos chicos malos prometen un reencuentro caliente en el partido mundialista España-Portugal.
Hace un año que dejaron de verse, desde la salida del portugués Pepe al Besiktas en el verano de 2017, pero los dos defensas centrales se conocen de memoria y no dudarán en entrar al duelo el viernes en Sochi, ya que para ellos, la victoria siempre es lo primero.
Por el lado español, Ramos es el enemigo público número uno desde el escándalo que provocó en la final de la Liga de Campeones contra el Liverpool (3-1): para muchos, el defensa ‘merengue’ hizo una llave de judo a Mohamed Salah, antes de cargar contra el portero Loris Karius.
Lesionado en el hombro, el egipcio Salah vio perturbada su preparación para el Mundial, mientras que el capitán de la ‘Roja’ recibió amenazas de muerte que le llevaron a cambiar de número de teléfono, según la prensa española.
“Jo…, le han dado una bola al tema de Salah….”, ironizó Ramos la pasada semana cuando le volvieron a preguntar por esa jugada.
Pilar y jefe
“He hablado con él por mensaje y está bastante bien, si se hubiera infiltrado podría incluso haber jugado la segunda parte. Yo en ocasiones lo he hecho, tampoco ha sido para tanto, parece que cuando lo hace Ramos siempre se destaca un poco más”, lamentó el andaluz.
Es de notar que a sus 32 años y tras 152 partidos con la ‘Roja’, este defensa rápido y duro ha acumulado un palmarés que crea envidias y lo coloca entre los mejores defensas de todos los tiempos: Mundial-2010, Eurocopas 2008 y 2012, cuatro Ligas de Campeones (2014, 2016, 2017, 2018) y un sinfín de trofeos anexos…
Faltan dos objetivos por alcanzar con España, de la que es, según decía el exseleccionador Julen Lopetegui, uno de los pilares por su “personalidad” y su “sentido del colectivo”: levantar su primer trofeo internacional como capitán y jugar hasta el Mundial-2022 en Qatar para intentar superar al portero Iker Casillas (167 internacionalidades) como el jugador con más partidos con la ‘Roja’.
A sus 35 años, Pepe no debería llegar hasta ahí y se apresta probablemente a jugar su último Mundial, pero el brasileño, nacionalizado portugués, sigue siendo un guerrero indispensable, jefe de la defensa campeona de Europa en 2016, y un socio jovial y apreciado por sus bromas en los entrenamientos.
“Es fundamentalmente para nosotros, un líder de la defensa”, resumió el martes su compañero Joao Mario, que expresó su deseo de que esté “a su mejor nivel, será fundamental para la selección”.
‘El fútbol es para hombres fuertes’
Aunque ahora juega en el siempre caliente fútbol turco del Besiktas, el central dejó huella en el fútbol español… y sobre los dedos de Leo Messi, que pisó durante un clásico sulfuroso en 2012.
Este gesto y otros, le han dado una imagen de defensa duro y primitivo, cuando tanto él como Ramos están a gusto con el balón en los pies.
“A cualquier equipo le gustaría tener a Pepe como defensa”, le había defendido en una ocasión Ramos, insistiendo en que “mientras no se juegue con mala intención, el fútbol está hecho para hombres fuertes y Pepe es uno de ellos”.
Eso le ha jugado algunas malas pasadas: Portugal todavía se acuerda de su cabezazo a Thomas Müller y su estúpida expulsión en el primer partido del Mundial-2014 contra Alemania, que precipitó la eliminación de la “Seleçao” (4-0) y su eliminación en primera vuelta.
Con sus 95 internacionalidades, Kepler Laveran Lima Ferreira (su auténtico nombre) no está lejos de una barrera mítica: los 100 partidos con su selección, que podría alcanzar en cuartos de este Mundial. Peleará desde el viernes por lograrlo.