Curitiba, Brasil – AFP – El Atlético Paranaense conquistó este miércoles la Copa Sudamericana 2018 al vencer 4-3 en los penales al Junior de Barranquilla en su abarrotado estadio de Curitiba, que tuvo que sufrir hasta el final para festejar el primer título internacional en los 94 años de vida de este club del sur de Brasil.
Solo la ronda de penas máximas desigualó un partido que concluyó 1-1 en el tiempo reglamentario -el mismo resultado que en la ida en Colombia- gracias a los tantos de Pablo en el 26 para los locales, y más tarde de Teo Gutiérrez para los ‘tiburones’ en el 57.
En la tanda de penales, Jonathan, Veiga, Bergson, y Thiago Heleno anotaron para el Paranaense, mientras que Narváez, Pérez y Viera lo hicieron para Junior.
Trece años después de su decepción en la final de la Copa Libertadores-2005, cuando el Sao Paulo le arruinó la que era hasta hoy la noche más importante de su trayectoria, el ‘Furacao’ consigue así el salto internacional que buscó durante tantos años.
“Entramos en la historia del club”, afirmó radiante Pablo a SporTV, todavía desde el gramado.
Con el trofeo, los brasileños se llevan además un boleto para la próxima Libertadores y el derecho de disputar la Recopa Sudamericana-2019 contra River Plate, flamante campeón de la Copa Libertadores de América.
– Fuera del agua –
Llevaba más de una década esperando por esta noche el ‘Furacao’. Por salir de la gris zona media del Brasileirao, donde las emociones siempre son para otros y los años acaban pareciéndose demasiado.
Desde su vuelta a la Serie A en 2013, vivía sin adrenalina el Paranaense, que nunca había llenado como hoy la mundialista Arena da Baixada. La ocasión lo merecía: hace menos de seis meses, cuando el equipo era penúltimo en liga y la directiva recurrió al joven técnico del filial, Tiago Nunes, pocos se esperaban que el último partido de la temporada fuera así.
Y nadie quiso perdérselo, por mucho que el Junior de Barranquilla hubiera pedido para esta noche la misma cita con la historia.
Del lado brasileño, sin embargo, estaban 40.000 hinchas y el ataque más efectivo de esta Sudamericana, con su artillero Pablo llamando a la puerta de Viera ya a los cinco minutos, ante unos ‘tiburones’ todavía fuera del agua.
Le duró un cuarto de hora el mareo a Junior, hasta que Barrera abrió el camino con un tiro lejano que comenzó a devolverles el pulso. Tanto que los colombianos cada vez se sentían más en casa, dejando claro que ellos también llevaban toda la vida esperando esta noche.
Parecía que el juego se equilibraba, pero Pablo tenía otros planes. Fue en el minuto 26, cuando el punta se apoyó en Veiga para, tras una veloz pared, batir a Viera solo desde la frontal del área.
Explotó entonces la Arena da Baixada rendida a su estrella, convertida ya en el artillero de la Copa Sudamericana con cinco tantos, junto a Benedetti del Deportivo Cali.
Sospechaban en Curitiba que no sería el último, pero las finales no están para hacer planes, y a la noche todavía le quedaban muchas vueltas.
– Revolución –
Aunque Pablo, otra vez, casi cierra la discusión nada más volver del descanso, a su fiesta se iba a apuntar otro viejo conocido del área.
Ausente por sanción en la ida, Teo Gutiérrez revolucionó el guión en el 57, cuando tras un saque de córner que pasó primero por Gómez, voló para helar de un testarazo la caldera rojinegra de Curitiba, con la cabeza ya en los festejos.
De repente, la Copa volvía a ponerse a la misma distancia de ambos y, para desgracia de los brasileños, a los ‘tiburones’ le brillaban los dientes como nunca. Y, cuando se dieron cuenta, casi tenían ya el segundo encima después de un contraataque endiablado que por poco no zanja Díaz.
Volaba el Junior ante un Paranaense que era una piedra que sorteaban cómo querían los colombianos, con un Teo desatado que volvió a raspar la puerta de Santos.
Solo Pablo logró sacar cabeza en el correcalles que era un partido del que los locales habían perdido definitivamente el control. Ni siquiera los últimos destellos del siempre seguro Nikao lograron evitar una prórroga que nadie quería en Curitiba.
Pese a que los colombianos están en plena decisión del torneo nacional, el alargue acabó de fundir a un ‹Furacao› sin apenas potencia física, y que nada más arrancar recibió la peor noticia: la pantorrilla de Pablo y el muslo Nikao ya no aguantaban más.
Sustituidos ambos, solo les quedaba apretar los dientes hasta los penales ante un Junior al que se le volvió a repetir la maldición de la ida, con la pena máxima desperdiciada por Barrera a diez minutos del final de la prórroga.
Paranaense da el soñado paso al concierto internacional
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