Neymar viajó a Miami para concentrarse con la selección brasileña de cara al doble amistoso que jugará ante Colombia y Perú en Estados Unidos. El jugador del PSG no perdió la ocasión de conocer la discoteca de moda de Miami junto al cantande Chris Brown.
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FIFA puede poner precio a Neymar en 2020
La Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) puede fijar el precio de salida de Neymar del Paris Saint Germain (PSG) para el año 2020 en 170 millones de euros.
El Reglamento sobre el Estatuto y la Transferencia de Jugadores de la FIFA se podrá aplicar al brasileño en el verano de 2020 al cumplir los tres años en el club.
Al cumplirse esos tres años, si un jugador mantiene el mismo contrato que cuando fichó la FIFA reconocerá ese derecho para abandonar el club en el que juegue abonando una indemnización, refiere Directv Sports en nota de prensa.
La fórmula para aplicar el precio tiene en cuenta el costo del traspaso y la amortización de la transacción, entre otras variables.
Es decir, que los agentes de Neymar, que ya consultaron a la FIFA, saben que para que pueda salir del PSg debe abonar no menos de 170 millones de euros.
La prensa fulmina a Neymar: el peor mejor jugador del mundo lo hizo de nuevo
La novela del mercado de pases terminó y su regreso al Barcelona quedó frustrado. Incómodo en el PSG todavía no comenzó a jugar y ya se habla de su salida en 2020.
Neymar debería estar eligiendo qué traje ponerse para recibir el premio The Best al mejor jugador de la temporada.
Tendría que haber levantado la Copa América en el Maracaná hace un par de meses.
Podría haber ayudado al PSG a tratar de cortar su karma en la Liga de Campeones y no volver a caer en octavos de final.
Podría haber jugado algunos de los cuatro partidos que ya disputó el equipo de Thomas Tuchel.
Podría haber sido presentado en las últimas horas como el fichaje estrella del Barcelona.
Neymar, en definitiva, podría ser el mejor jugador del mundo. Pero eligió otra cosa.
Más allá de sus decisiones y más allá incluso de lo que ocurrió dentro de la cancha este último año, Neymar vuelve a ser el epicentro del mundo futbolero. Es el peor mejor jugador del mundo. El que estaba destinado a suceder a Cristiano Ronaldo y Lionel Messi pero apostó fuerte y le salió mal.
En una de sus últimas apariciones públicas a Neymar le preguntaron cuál había sido el mejor momento de su carrera. A su estilo, políticamente incorrecto y pese a tener puesta una chomba del PSG, eligió un cachetazo humillante al club al que pertenece.
Fue el 8 de marzo de 2017 el día en el que Neymar se creyó el mejor de todos. Una entrega cinematográfica con protagonistas que en este mercado de pases volvieron a escena. El inolvidable y emotivo 6-1 del Barcelona en el Camp Nou para dar vuelta el 0-4 sufrido en París.
Iban 44 minutos del segundo tiempo y el Barsa debía hacer tres goles para avanzar. ¿Qué hizo Neymar? Golazo de tiro libre, frialdad para colocar un penal en un momento caliente y pase de gol para el tanto de Sergi Roberto que hizo posible la utopía. “Lo que sentí ese día no lo había sentido en ningún momento ni volví a sentirlo”, mira por el retrovisor con la chomba del PSG.
Fue el partido que convenció a los franceses de gastar 263 millones de dólares para contratarlo. Fue el rendimiento que empujó a Neymar a creerse más que Messi y salir de su sombra para ir en busca de la cima.
Dos años más tarde, con el resultado puesto y la apuesta perdida, las tapas de los diarios europeos se pasaron un par de meses retratando cada avance en el tironeo de las negociaciones por el crack brasileño. Que no volvió en la fecha estipulada a Francia, que no tiene ganas de seguir en el PSG, que el entrenador no lo quiere, que el grupo no aguanta sus privilegios, que quiere volver al Barcelona, que el Real Madrid se mete en la pulseada y busca romper el mercado, que la Juventus pretende asociarlo con Cristiano Ronaldo, que los hinchas de Barcelona no olvidan que rompió su contrato y no ven con buenos ojos su llegada, que ofrecen en parte de pago a Ousmane Dembélé, Iván Rakitic y compañía.
Neymar en silencio
En el Mundial de Rusia fue meme por sus simulaciones aparatosas. En el PSG no logró el objetivo de ganar la Champions y ni siquiera se lució en el trámite que significa para el equipo de la capital francesa ganar el torneo local. Las lesiones en su pie derecho lo marginaron de las instancias decisivas tanto en 2018 como 2019.
Faltó a 29 partidos de la última temporada entre problemas físicos, días de descanso y una suspensión. Jugó 28 encuentros y convirtió 23 goles; con la camiseta de Brasil disputó seis, con 3 tantos. Era la imagen de todas las publicidades de la Copa América en su país. Terminó salpicado por una denuncia de violación (luego se cayó por falta de pruebas), sufrió una nueva lesión en el tobillo y los sponsors empezaron a despegarse de su lado.
Netflix, por ejemplo, había dejado en suspenso las escenas que el jugador había grabado para la serie La Casa de Papel. Recién ahora la empresa sacó el material del cajón y lo hizo público.
En medio del escándalo por la denuncia por violación, el brasileño eligió comunicarse a través de sus redes con una imagen: uno de los tatuajes que decora su cuello y reza que “Tudo passa”.
Tiene 35 tatuajes Neymar. En tinta negra ya gastada, con letras góticas enroscadas, en su tobillo izquierdo se lee “osadía” y en el derecho, ése de las lesiones en la última temporada, dice “alegría”. Pero el que más le gusta está un poquito más arriba, a la altura del gemelo. Es un nene descalzo con una gorra de Brasil y una pelota bajo el brazo. El chico está de espadas, mira desde una favela y fantasea con una casa más grande, con jugar en una cancha de fútbol y ganar un trofeo.
El Neymar de la favela en Mogi das Cruces, un pequeño municipio de San Pablo, debutó en Santos y se hizo héroe al ganar la Libertadores. A los 19 años fue papá de Davi Lucca, que también es tatuaje. Y saltó al Barcelona. Y pintaba para figura del Mundial en Brasil 2014 hasta que la el brutal topetazo de Zúñiga lo sacó en camilla. Se colgó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos dos años más tarde. Por ese entonces, en Brasil los chicos tachaban su nombre y ponían el de Marta arriba del número 10. Ahora lo siguen mirando de reojo.
Nunca es todo perfecto en la vida de Neymar.
En PSG y Barcelona también supo despertar amores y odios. La corona que tenía su destino la agarró Luka Modric al levantar en 2018 el Balón de Oro después de diez años de hegemonía Messi-Cristiano, con 5 cada uno. Este año, en el que tampoco asoman como favoritos el argentinos y el portugués, ya nadie piensa en el brasileño.
Podrá ser Van Dijk, defensor emblema del Liverpool campeón de la Champions, el elegido de la FIFA. Dentro de la cancha aparecerán argumentos para sostener el premio. Pero el fútbol otra vez habla de Neymar. El de los caprichos, el que siempre encuentra una excusa para no perderse el cumpleaños de su hermana en Río de Janeiro, el que le paga un sueldo a un grupo de amigos para que lo acompañen y diviertan en todos lados, el que se separó del mejor Barcelona y ahora casi se reconcilia. El que podría haber sido tantas cosas pero eligió ser otras.
Tras el cierre del libro de pases y el final de la novela por Neymar, en Europa ya comenzó una nueva temporada de la saga. Afirman que el brasileño ofreció dinero de su bolsillo para volver al Barcelona y que ya tiene pactado su retorno en 2020.
Otra vez quedó incómodo. ¿Cómo se acoplará a un PSG en marcha que lo mira de reojo? ¿Cómo será este semestre que asoma de transición? ¿Seguirá perdiendo tiempo? En el medio del tironeo generó fastidio por igual tanto de Valverde, DT del Barcelona, como de Tuchel, entrenador del equipo francés. Y dio una vuelta más en su laberinto.
El peor mejor jugador del mundo lo ha hecho de nuevo.