“Sabemos que, si llegamos a la final, probablemente para enfrentar al Real, el favoritismo será todo de ellos por el nivel, calidad. No cuesta soñar en ser campeón, tenemos que enfocarnos en esa conquista”, afirmó el portero del Gremio, Marcelo Grohe.
Soñar es algo que toca hacer cada año a los equipos americanos en el Mundial de Clubes. Por presupuesto y plantilla de jugadores, el favoritismo siempre es europeo.
Curiosamente, desde que se instauró el nuevo formato del Mundial de Clubes, las dos primeras ediciones fueron ganadas por equipos sudamericanos, ya que Sao Paulo e Internacional de Porto Alegre derrotaron en la final a Liverpool y Barcelona, en 2005 y 2006.
Pero fue solo un espejismo, ya que desde entonces, solo ha vuelto a ganar otro equipo sudamericano, Corinthians en 2012.
“Al saberse inferiores, ganar en el Mundial de Clubes es una hazaña para los equipos latinoamericanos. De hecho pocos lo han hecho. Por eso los equipos de América apelan a la hazaña para hacer partidos perfectos frente a los europeos, a marcar las pocas ocasiones que tengan y luego tratar de defender ese resultado, con el aliento del hincha. Los equipos latinoamericanos ganan fuera de la cancha con ese aliento, y luego ganar dentro en un sueño”, explica a la AFP el mexicano Fernando Segura Trejo, doctor de sociología en el deporte en la Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales de París.
Desde que se inició el nuevo formato del Mundial de Clubes, en 2005, en doce ediciones, solo se registraron tres triunfos sudamericanos frente a nueve europeos.
El dominio es todavía más aplastante en cuanto a finales. Los equipos europeos han estado en las doce disputadas, mientras que Sudamérica estuvo ausente en tres, en 2010, 2013 y 2016.
Fichajes de cracks latinoamericanos
Los resultados son peores para la otra confederación americana, la Concacaf, que no ha logrado colocar a ninguno de sus representantes en una final en las doce ediciones.
“En Latinoamérica se sabe que los clubes europeos son más poderosos, que el fútbol europeo está un escalón más arriba a nivel de clubes y concentra los mejores jugadores europeos, sudamericanos y de otras latitudes. Los cracks americanos tras una o dos temporadas en sus clubes ya son vendidos a Europa, o incluso antes, en las inferiores”, añade Fernando Segura Trejo, que es investigador del CIDE (Centro de Investigación y Docencia Económicas) de su país.
“Los ejemplos abundan de jugadores que son comprados por esa economía depredadora de los clubes europeos, que vienen a buscar mano de obra por una cuestión de globalización”, concluye Segura Trejo.
El fútbol europeo ha ido tomando una dimensión y poder económico que antes existía pero que no estaba tan acentuado. Los ingresos por derechos de televisión, ligados en parte a la supremacía como torneo de clubes a nivel mundial de la Liga de Campeones, han hecho que las diferencias entre los clubes europeos y americanos se haya incrementado.
Los clubes de Europa pueden atraer a los mejores jugadores sudamericanos desde muy jóvenes, debilitando al mismo tiempo a los equipos del otro lado del ‘Charco’.
Como símbolo de esa pérdida de los clubes sudamericanos de sus estrellas cuando son muy jóvenes está Leo Messi, que dejó el Newell’s Old Boys rosarino cuando tenía trece años. Y con el Barcelona, el astro argentino ganó tres Mundiales de Clubes a equipos sudamericanos, en 2009, 2011 y 2015, a Estudiantes, Santos y River Plate.
Su compañero Luis Suárez se marchó a Europa, primero al Groningen holandés, en 2006, cuando tenía solo 19 años.
Prueba de que las diferencias entre los clubes de América y Europa no existían antes del boom económico de los equipos de la UEFA es que el torneo que hacía antes las veces de Mundial de Clubes oficioso, la Copa Intercontinental, estaba muy igualado en cuanto a títulos, y de hecho los conjuntos de la Conmebol dominaban por muy poco, con 22 títulos frente a 21.
Desde entonces, el Mundial de Clubes ha sido casi monopolizado por los clubes de la UEFA. Gremio y Pachuca querrán cambiar ese dinámica.
(AFP)