(AFP) – Luego de un año en blanco en el que vio coronarse a Jorge Lorenzo, Marc Márquez regresó a lo más alto del motociclismo: el español certificó ayer en Japón su tercer título en Moto GP y, con sólo 23 años, se perfila como uno de los pilotos más grandes de la historia.
El piloto catalán se benefició en el circuito de Motegi de una serie de carambolas poco frecuentes que le permitieron a la vez ganar la carrera y el Mundial, cuando restan tres carreras por delante: sus dos rivales por el título, el legendario Valentino Rossi, y el hasta hoy vigente campeón Jorge Lorenzo, se fueron ambos al suelo, con una docena de vueltas de diferencia.
«Por supuesto, increíble. Un sentimiento increíble», exclamó Márquez inmediatamente después de la victoria, con una gran sonrisa, desde la ‹casa› de su escudería.
Aunque lo cierto es que el título para Márquez no es una sorpresa, ya que es su tercer entorchado en cuatro años, luego de los logrados en 2013 y 2014 (2015 para Lorenzo). En total, contando todas las cilindradas, Márquez suma cinco coronas en seis años (campeón de 125cc en 2010, de Moto2 en 2012).
Son varias las cualidades que le han llevado tan alto: su pilotaje descarado, su carisma, su sentido del espectáculo, y un carácter fuerte pese a su rostro angelical.
Todo ello con una increíble precocidad: con 23 años y 242 días, es el más joven triple campeón del mundo de Moto GP (y el más joven en conseguir cinco títulos en todas las categorías).
Así, en 2013, en su primera temporada en el escalafón más alto, se convirtió con 20 años y 266 días en el campeón del mundo más joven de Moto GP, por delante de Freddy Spencer. Repitió un año después erigiéndose en el más joven bicampeón del mundo en Moto GP (21 años y 237 días).
A sus 23 años, ocho años después de su debut, se le puede considerar un veterano de los circuitos, pero con aún mucha carrera por delante para seguir superando registros.
Este año ha demostrado su madurez adaptándose mejor que el resto a los cambios del reglamento y de neumáticos.
Además, ha ganado cuando ha podido, pero cuando no ha sido así ha sabido administrar su renta de puntos sin cometer ninguna locura.