Liverpool confirmó su favoritismo en la llave contra el Porto y con un triunfo inapelable 1-4 en la revancha (6-1 el global) despachó a los portugueses y se instaló en la semifinal de Champions League.
Liverpool supo esperar al que debía ser local, le dio un poco más de 20 minutos y, cuando entendió que no habría mayor reacción, sentenció, no sin polémica: minuto 26, centro de Salah para Mané y, en aparente fuera de lugar, se abrió el marcador. La revisión del VAR confirmó el tanto, pero quedó el mal sabor de la injusticia…
Aún así sería inexacto decir que ese error marcó de alguna manera el rumbo del partido.
Porque el dominio rojo fue total hasta el final del primer tiempo y, excepto el ímpetu de Militao, hubo poca acción para Alisson.
El complemento fue una decisión del mejor equipo de no correr más riesgos: al 64 llegó el gol de Salah, en gran asistencia de Alexander-Arnold; y al 77 el del chico Barbosa.
Había llegado al juego Firmino, quien no perdió l tiempo y se reportó al 76: impecable del 14, cabezazo al piso –como corresponde- y adiós al sueño de Casillas en Porto.
Pero habría tiempo para el lucimiento de Van Dijk al 83, un tiro libre que tomó en el centro del área de Porto, sin siquiera saltar (mide 1,94m), cabezazo y gol.
Avance sin inquietudes para los de Klopp a la semifinal de Champions y tiempo para concentrarse en el título de Premier League.