Han brillado con intermitencia, pero Paul Pogba y el Mánchester United tendrán el miércoles en Estocolmo (18h45 GMT), en la final de la Europa League ante el Ajax, una última oportunidad para olvidar una temporada decepcionante y honrar a una ciudad enlutada.
Ganar el título sería la única manera para el United de jugar la Liga de Campeones la próxima temporada.
Un éxito que tendría un simbolistmo particular tras el atentado suicida perpetrado la noche del martes en Mánchester y que se saldó con al menos 22 muertos, algunos niños, y 59 heridos, durante un concierto pop en la ciudad inglesa.
A varios cientos de kilómetros, en la capital sueca, será la hora de la verdad a nivel deportivo: el jugador más caro del mundo, por el que el club inglés pagó 105 millones de euros a la Juventus hace menos de un años, aún no ha demostrado en Old Trafford la calidad que atesora ni se ha convertido en el jugador decisivo que los hinchas del United esperan para volver a la élite del fútbol europeo.
Al igual que el equipo y en descarga del jugador francés, Pogba se ha concentrado más en tareas defensivas, por imposición de su entrenador José Mourinho, que en desplegar su poderío físico en ataque.
El resultado son 15 empates esta temporada en la Premier League que han relegado a los Diablos Rojos a una triste sexta plaza final y con el título de la Europa League como único pasaporte para la próxima Champions.
Ocho goles y seis asistencias en 50 partidos (incluyendo todas las competiciones) es el escaso bagaje de Pogba en su primer año en Old Trafford.
Una de las razones del mediocre rendimiento podrían ser sus recurrentes problemas físicos. Según la prensa inglesa, el centrocampista francés juega con molestias en los isquiotibiales desde hace varias semanas.
(AFP)