Atrás quedaron los días grises de caras largas y derrotas continuadas en una gestión superada por las expectativas.
La vinotinto ha recuperado la inspiración y lo confirmó el jueves con el triunfo sobre Uruguay 0-1, en un partido que reveló el potencial de la sangre joven que nutre la selección patria, en detrimento de la experiencia desgastada del combinado charrúa, que se quedó sin ideas y sin suerte ante una Venezuela que le asestó un segundo centenariazo.
El triunfo fue con un resultado idéntico al conseguido frente a Jamaica, pero el partido tuvo marcadas diferencias, positivas todas, empezando porque ante Uruguay, Venezuela ganó claridad y contundencia en el ataque, generó muchas más ocasiones, aunque al final sólo bastara la definición de una.
En el primer partido la vinotinto dejó dudas en cuanto a su capacidad de ataque, toda vez que no pudo tan siquiera acercarse a una Jamaica, que jugó con 10 desde el minuto 24, nueve minutos después del gol de Josef Martínez (15’).
Venezuela terminó ante Jamaica con mucho apremio. La victoria se festejó, pero todavía este grupo no daba muchas garantías. La sombra de lo sucedido en la Copa América de Chile volvía a asomarse, más cuando enfrente se tenía a un Uruguay herido, al borde de la eliminación.
Pero en el segundo encuentro la historia fue otra. Ante la celeste todo fue como un viaje en montaña rusa, lleno de vértigo y emoción de principio a fin; con un grupo de hombres entregados, inspirados, jugando un fútbol con propiedad y seguridad.
De ese buen accionar tuvo mucha responsabilidad Adalberto Peñaranda, quien de lejos ya pinta para ser la relevación de la Copa América Centenario. La irreverencia, propia de un chico de 18 años, fue su principal característica.
Como dicen en el barrio, el nativo de El Vigía no comió tamaño y nunca dio un balón por perdido; los peleó todos y los buscó por cualquier sector de la cancha. Le imprimió velocidad al medio campo y junto a Alejandro Guerra hacía aguas la contención charrúa. Llego a tener su oportunidad de gol, la más clara en un contragolpe formidable, pero su ímpetu no lo dejó calcular bien y su remate se estrelló en la humanidad del guardameta Muslera.
Mención aparte merece su compañero de línea: Alejandro Lobo Guerra, quien pulió su chapa de gran jugador y ratificó su excelente presente en la jugada del gol, un zapatazo desde la mitad de la cancha que pudo acabar en el fondo de la portería de no ser porque Muslera desvió el balón y lo dejó servido para que Salomón Rondón mandara a guardar el rebote (36′).
Con esta, Guerra llegó a dos asistencias en el certamen, pero sin duda que pide gol, lo buscó ante Uruguay y sin duda lo seguirá buscando en lo que reste de Copa América para Venezuela.
“Supimos aguantar el embate de los uruguayos y manejar el partido ante una selección muy dura, pero la fe que se tiene este grupo es impresionante. Hay que rescatar eso: la entrega de todos”, declaró ‘lobito’ a la prensa internacional tras la histórica victoria.
A propósito de la “fe” a la que hace referencia Guerra, es evidente que este equipo se ha pasado el chip. Hay seguridad en la cancha y se siente desde el arco. Dani Hernández estuvo oportuno en sus intervenciones, la línea defensiva se comportó a la altura, pasó algunos apuros pero resolvió con clase.
El aurinegro Wilker Ángel fue la sombra de Cavani, le anticipó y lo ahogó en su juego; mientras que Vizcarrondo estuvo atinado en sus salidas. Rolf Feltscher estuvo preciso en los cortes y hasta participación en ataque tuvo. Roberto Rosales fue quirúrgico hasta que se resintió de su lesión de tobillo, razón por la que salió en camilla y es duda para el último duelo de la ronda de grupos ante México.
En la mitad, Tomás Rincón y Arquímedes Figuera se consolidan como pareja de recuperación, sólo que el trabajo sucio deben procurar hacerlo sin dejar ‘sangre’ pues las amarillas los persiguen.
En ataque Martínez es más activo que Rondón, sin embargo, este último finalmente apareció y cumplió la labor encomendada: marcar gol, para emparejar a Josef en el torneo.
Fuera del hecho del triunfo y su clasificación a cuartos, Venezuela consigue por primera vez dos triunfos seguidos en Copa América y elimina también por primera vez a Uruguay desde la edición de 1997, celebrada en Bolivia.
Más allá de la victoria, en la vinotinto hoy “se respira un ambiente de mucha fe, de mucha alegría. Eso se ve reflejado en la cancha. Todos estamos unidos, los que entran titulares y los que entran de recambio hacen su labor”, como dijo Guerra, lleva 55 partidos con su selección con tres goles anotados.
La selección tiene forma e idea, tiene color y sonrisa. Sí, ha vuelto la inspiración.
(MJS)