RÍO DE JANEIRO, 13 Jun 2018 (AFP) – Neymar es el jugador más caro del mundo, el que todos quieren y rara vez está disponible, incluso en el mercado de los cromos de fútbol de Panini.
Para los entusiastas brasileños que corren para conseguir las 682 figuritas que completan el álbum de Panini antes del inicio del Mundial de Rusia-2018, la de su estrella es tan elusiva como el propio jugador en la cancha.
“La más difícil de conseguir es la de Neymar. Yo la conseguí ayer, pero se venden muy caras”, dijo la administrativa Raquel Senna, de 31 años, en uno de los lugares de canje improvisados de las calles de Rio de Janeiro.
Ella no tuvo que pagar 222 millones de euros (264 millones de dólares) para llevarse a Neymar del Barcelona el año pasado.
Pero en lo que respecta al álbum de Panini, duele bastante.
Todas las otras figuritas se venden en el mercado negro brasileño por menos de un real (USD 0,27), con la excepción de algunas superestrellas como Messi y Cristiano Ronaldo, que se consiguen por 2 reales.
¿La de Neymar? Normalmente por la friolera de 5 reales (USD 1,35).
Así que a Senna, que salió a buscar negocio, le fue bien. “Me la vendieron por 3 reales, pero hay gente que la vende hasta por 20”, afirmó.
En un humorístico truco publicitario, la compañía italiana Panini envió a la novia de Neymar, la actriz Bruna Marquezine, tres figuritas, cada una de los cuales resultó ser de la propia megaestrella del fútbol.
“Nunca pensé que iba a decir esto, pero estoy lista para cambiar a mi novio. Lo cambio por cualquiera, por favor”, bromeó Marquezine en su cuenta de Instagram.
Las acciones de Panini
Senna es una de las decenas de adultos que se aglomeran en una vereda del centro de Rio a la hora del almuerzo, con un fajo de cromos y una lista con los números de las figuritas que le faltan para llenar el álbum.
El alboroto que generan semeja a la de la bolsa, con fanáticos del fútbol en lugar de corredores.
El álbum de Panini genera locura mundial antes de grandes eventos como el Mundial, pero los brasileños compran dos veces más figuritas que los alemanes, que les siguen en la lista de consumidores, señaló el diario Folha de Sao Paulo en marzo.
“Brasil es un fenómeno que sigue creciendo”, dijo a Folha el presidente de Panini en Brasil, Jose Eduardo Martins.
Los cromos son más baratos aquí. Un estudio realizado por el Banco Santander determinó que el paquete de cinco figuritas cuesta 0,59 dólares en Brasil, comparado con 1,8 dólares en Suiza, el país donde se venden más caras.
No obstante, los brasileños están sufriendo los efectos de una ralentización de la economía, así que cada moneda cuenta.
Llenar el álbum comprando las figuritas en forma aleatoria y esperando conseguir cada jugador significaría la compra de 967 paquetes con incontables repeticiones, de acuerdo con el profesor de matemáticas Paul Harper, de la Universidad de Cardiff.
En Brasil, eso significaría el gasto de unos 570 dólares.
Para eso es mejor tomar el atajo de simplemente comprar toda la colección de las figuritas preseleccionadas por apenas unos 400 reales (108 dólares), dijo un vendedor en el mercado de Rio.
Pero lo mejor de todo, si uno cuenta con tiempo, es comprar los paquetes de figuritas aleatoriamente, y luego salir a canjear los duplicados hasta conseguir llenar el álbum.
A Artur Fonseca, de 46 años, cuyo uniforme de la Armada brasileña sobresale entre la multitud, aún le faltan 80 cromos, pero afirma que la persistencia paga.
“Dedico todo el tiempo que puedo de la hora del almuerzo y cambio 20 o 30 figuritas. Va muy rápido”, afirmó.
Simples placeres
Coleccionar el álbum de Panini es una cosa seria.
En abril, dos asesores de la Asamblea Legislativa del estado de Rio resultaron abochornados tras ser fotografiados mientras intercambiaban figuritas en medio de un discurso.
El asombro fue mayor en México, cuando el candidato de izquierda que encabeza la carrera electoral admitió haber pasado un día pegando cromos con su hijo en lugar de prepararse para un debate.
Pero Fonseca, que también junta las figuritas para su hijo, considera que hay algo tranquilizador en la tradición de llenar el álbum.
“Las generaciones pasan, pero esto sigue”, señaló.
Senna, que hace la colección con su esposo, considera que la mejor parte es el desafío de encontrar gente para intercambiar figuritas.
“Uno se pone en contacto con toda esa gente”, dijo. “Creo que es divertido que este álbum pueda ser tan exitoso en esta época tecnológica”.