El fútbol femenino nunca fue noticia en Venezuela, hasta la llegada de Kenneth Zseremeta, el técnico panameño que fue cesado del cargo de seleccionador nacional de la FVF, luego de “que los resultados obtenidos en torneos oficiales y amistosos, durante el ciclo de preparación para el Sudamericano de la categoría, clasificatorio a la Copa Mundial, no han sido los esperados”, según esgrimió el ente nacional en un comunicado de prensa.
Venezuela, que partía como favorita para la medalla de oro en el torneo de fútbol femenino –así como en el masculino- de los Juegos Bolivarianos de Santa Marta, finalizados el pasado fin de semana, terminó colgándose el bronce, un justo premio para un equipo que llegó a la cita con un alto grado de desnutrición, tal como denunció el propio Zseremeta, tras la conquista del referido metal.
Con la afirmación del técnico de por medio, es comprensible la medida tomada por la FVF, aunque haya expuesto otra razón, sobre todo tomando en cuenta que en su directorio está Pedro Infante, abierto militante del partido de gobierno y, además, presidente del Instituto Nacional del Deporte.
Y es que el argumento de los resultados se cae por sí solo, cuando se evidencia que la mejor actuación del fútbol femenino de Venezuela ha sido en los últimos nueve años con Zseretema al frente.
Desde la llegada del técnico panameño (2008), Venezuela ha asistido prácticamente a todos los campeonatos del mundo en la categoría Sub-17. Primero fue a Trinidad y Tobago-2010, luego Costa Rica-2014 y Jordania-2016, en estos dos últimos la Vinotinto terminó entre las mejores cuatro del certamen y, además, en lo individual, destacaron jugadoras como Gabriel García y Deyna Castellanos, quien este año estuvo entre las finalistas del premio The Best y Puskas de la FIFA.
Zseremeta fue el hombre que terminó dándole el puesto al fútbol femenino venezolano, fue quien lo sacó del anonimato y lo convirtió, al menos en época de Mundial, en un fenómeno equiparable con el de la “Vinotinto” de Richard Páez.
En una entrevista concedida para un portal web en 2014, en la víspera del Mundial de Costa Rica, Zseremeta aseguró que estaba orientado y enfocado en saldar una deuda con la sociedad, “que estas niñas puedan lograr el sueño que tiene cualquier país”.
En este sentido, puede decirse que el DT panameño cumplió a cabalidad con el cometido, supo sacar lo mejor del fútbol femenino, elevó su nivel competitivo y lo puso en la élite mundial, todo sin dejar de denunciar lo que le pareció injusto y perjudicial para la disciplina, una actitud que hoy parece pasarle factura.
No es la primera vez
Las fuertes denuncias en Santa Marta no son las primeras del técnico panameño. Antes, con ocasión del Sudamericano Sub-17 disputado en Cabudare el año pasado, Zseremeta ventiló una serie de inconformidades personales por las cuales él renunciaría tras el Mundial de Jordania; sin embargo, tras el evento continuó hasta ahora, cuando nuevas denuncias, que remarcan la precaria situación social del país, ponen punto y final a su exitosa carrera en Venezuela.