No queremos acostumbrarnos a que este tipo de noticias sean frecuentes en la palestra regional; pero es alarmante cómo ya es frecuente conocer sobre el mal estado en el que se encuentran un sinfín de instalaciones deportivas del Táchira, situación de la que no se salvó el gimnasio de Fútbol Sala Campeones Mundiales del 97, una oda erigida en honor al seleccionado nacional que se proclamó monarca de la Copa del Mundo de Fútbol Sala de México 1997.
Hoy, el Campeones Mundiales no muestra su mejor cara, está enfermo, lejos quedó aquella emblemática obra que dejó el expresidente Hugo Chávez para los Juegos Deportivos Nacionales Andes 2017, la cual, junto a otras edificaciones más realzaron la calidad del deporte tachirense y que en la actualidad el legado ha dado la espalda.
Múltiples son los problemas que padece el gimnasio, uno de ellos es el mal estado del tabloncillo, pues en algunas zonas está partido y ahuecado, y lo más grave es que se buscó dar solvencia a la situación colocándole cinta pegante en las grietas.
La lona que cubre el techado presenta varios agujeros, lo que ocasiona la formación de charcos de agua sobre la zona de juego cada vez que las precipitaciones arrecian. Varias puertas están solamente sostenidas por alambres, atados a tuercas para dar la sensación de firmeza.
Como si fuera poco, para males mayores, extraoficialmente se pudo conocer que el gimnasio de Fútbol Sala Campeones Mundiales del 97 se encuentra azotado por la delincuencia, pues su estructura ha sido vapuleada por el hurto de insumos, neceseres y materiales, tales como grifería, fontanería, iluminación, artículos de oficina, entre otros.
Es hora de que las autoridades deportivas regionales tomen –seriamente- cartas sobre este grave problema que frecuentemente sucede, no solo en el gimnasio de Fútbol Sala Campeones Mundiales del 97, sino también en muchas otras instalaciones deportivas del Táchira, solo por nombrar algunas: las piscinas del Parque Metropolitano, el estadio Táchira, la Plaza Venezuela, el estadio Metropolitano de Béisbol, la piscina Juan Maldonado, los galpones de tenis de mesa, y paremos de contar… (Favio Hernández)