La ilusión llegó en el momento cuando se pensó que ya todo estaba perdido y que no había salvación para un futuro vinotinto. Ahora el país ve como existe una generación de relevo, una generación dorada, con altas posibilidades de cambiar las cosas, la cual debe tener el apoyo necesario y una responsable conducción por parte de la dirigencia nacional para que esta camada de jóvenes no se pierda, tal como sucedió con la que participó en el Mundial de Emiratos Árabes Unidos 2013.
Tras los homenajes realizados durante su arribo a Venezuela, cada jugador que integró ese plantel mundialista retornó a su terruño, a fin de reportarse ante sus respectivos clubes; entre esos estuvieron los que militan en el Deportivo Táchira, Jan Hurtado, Rafael Sánchez, Edwin Quero y Nahuel Ferraresi, ya que Samuel Sosa se quedó en Valencia para compartir con su familia.
El cuarteto aurinegro coincidió en seguir trabajando por el futuro de fútbol venezolano, en continuar preparándose para formar parte de un seleccionado absoluto que cumpla la utopía de llegar al primer mundial en esta categoría, teniendo como principal meta a Qatar 2022. Además de ello, los próximos Juegos Olímpicos a realizarse en Tokio en el 2020 entran dentro de los planes vinotinto, queriendo también formar parte de esta cita en la que tampoco ha estado presente la disciplina venezolana, ya que consideran tener lo necesario para proyectarse como futuro para la selección y poder potenciar el fútbol nacional.
Otro punto en común fue la experiencia que la Copa del Mundo les dejó, ya que fue un evento internacional en donde acudió lo mejor de la disciplina en todo el planeta. Alegaron que adquirieron un roce de otro nivel, uno más “elitesco”, lo que servirá para futuras representaciones nacionales.
Asimismo, esperan que este grupo se mantenga unido y teniendo igual nivel, incluso mejorarlo, aunque no se cierran a la posibilidad de nuevas incorporaciones que estén a la altura de lo que demostraron en la competición efectuada en el lejano continente.
(Favio Hernández)
