El sindicato internacional de futbolistas exigió que se revoque la tarjeta amarilla mostrada en un partido de la Serie A italiana a un jugador que se había quejado por los insultos racistas que le dirigió un grupo de hinchas.
El ghanés Sulley Muntari se marchó de la cancha en señal de protesta, luego que el árbitro lo amonestó por quejarse de los insultos durante un encuentro en Cagliari. El volante relató que le había hecho mención al árbitro sobre los cánticos racistas que algunos espectadores entonaron desde el comienzo del partido.
FIFPro, el sindicato de jugadores, emitió el martes un comunicado, en el que instó a que “las autoridades italianas atiendan la versión de Muntari sobre los hechos, investiguen por qué la situación se manejó de forma indebida y tomen medidas firmes para garantizar que esto nunca ocurra de nuevo”.
“La tarjeta amarilla contra Muntari debe invalidarse”, señaló FIFPro. “Los jugadores deben sentirse cómodos para llamar la atención del árbitro sobre cualquier problema, especialmente uno tan significativo como las acusaciones de racismo en el lugar de trabajo”.
Muntari, de 32 años, dijo que había tratado de razonar con algunos fanáticos. Se marchó del partido en los descuentos, dejando a su equipo con 10 hombres.
Cagliari ganó por 1-0.
“Los fanáticos estuvieron mal, pero el árbitro tenía que actuar de un modo distinto, sin acusarme de causar el problema”, comentó el exvolante del Portsmouth y de la selección de Ghana, después del cotejo. “Si los árbitros pararan los partidos, estoy convencido de que estas cosas no sucederían más”.
FIFPro respaldó la protesta de Muntari y advirtió: “Ningún jugador debería sentir jamás la necesidad de resolver las cosas por su cuenta, como Muntari evidentemente la sintió, al abandonar la cancha o al reprender a los espectadores por un comportamiento inapropiado”.
EFE