El luchador mongol Mandakhnaran Ganzorig, cayó el domingo ante su similar de Ikhtiyor Navruzov, de Uzbekistán, por la pugna de la medalla de bronce en la categoría de 65 kilogramos, luego de que los jueces le concedieran la victoria al último tras haber sancionado al asiático por rehusar al combate, decisión que generó el malestar en el cuerpo técnico de Mongolia, por lo que los entrenadores del atletas se quitaron la ropa y protestaron airadamente a los árbitros de la lucha.
En la agonía del suceso, Ganzorig iba ganando por marcador de siete puntos a seis sobre su adversario, la cual mantuvo alrededor de los 18 segundos finales, incluso llegó a levantar las manos y a realizar gestos de victoria en los tres últimos segundos, por ende, una vez concluido el combate se tiró a la lona y festejó su supuesto triunfo abrazado con sus dos entrenadores.
No obstante, no contaban con que los jueces habían ajustado el marcador 7-7, penalizando al mongol por negarse a entrar en contacto con su oponente y luego añadieron otro punto al uzbeko, lo que generó la irá del equipo asiático.
Ganzorig se agachó en la colchoneta incrédulo, y sus dos entrenadores avanzaron hacia los jueces, quitándose sus camisas y zapatos, arrojándolos al suelo; cuando el público reaccionó, uno de ellos se quitó sus pantalones y discutió con los jueces en calzoncillos.
Byambarenchin Bayaraa, uno de los entrenadores, dijo a los periodistas: “Esto fue una protesta. Hubo un problema con el arbitraje (…) Tres millones de personas en Mongolia esperaban por esta medalla de bronce y ahora no tenemos medalla”.
Navruzov celebró arrojando a su entrenador al suelo y después arrodillándose en la colchoneta como si estuviera rezando. “Él intentó alejarse. Eso no puede pasar. Tengo poco respeto por él y por su entrenador”, dijo el atleta ganador. (F.H.)