CrossFit, la marca registrada que bautiza el método de entrenamiento más famoso del mundo, ya ha dejado de pertenecer a Greg Glasmann, el propietario cuyo tuit desató la indignacion de afiliados y patrocinadores y que terminó con una década de relación con la firma Reebok.
Dave Castro, el CEO que había sustituido al frente ejecutivo de la compañía a Glasmann, anunció a sus afiliados, más de 15.000 gimnasios (boxes) en todo el mundo, que se vendía la compañía “a uno de los nuestros”, pues el comprador Eric Roza, un acaudalado tecnológico, fue cofundador de uno de los boxes. En Sillicon Valley hizo fortuna vendiendo Datalogix a Oracle, en donde trabajó hasta 2019.
“Tengo mucha fe en Roza. Puede guiar a CrossFit de manera efectiva en estos nuevo mundos”, dijo Glasmann en twitter, el canal donde encendió la polémica al mofarse de la muerte del George Floyd.
“Estimada comunidad de CrossFit, desde que descubrí CrossFit hace 10 años, ha cambiado mi vida, y me siento profundamente honrado de tener la oportunidad de guiar a CrossFit a través de su próximo capítulo como CEO y propietario, a final de este mes”, escribó Roza en Instagram. “Mi punto de vista es simple: el racismo y el sexismo son abominables y no serán tolerados en CrossFit. Abrimos nuestros brazos a todos y trabajaré duro para reconstruir puentes con aquellos cuya confianza hemos perdido. Vengo con profunda humildad y me doy cuenta de que tenemos mucho trabajo por hacer. Estoy comprometido a escuchar, a aprender y a liderar un cambio positivo”. El Crossfit ingresa al año solo en licencias de los gimnasios 45 millones de dólares.