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¿Cómo un tico viajó al Mundial Rusia 2018 con el reto de gastar solo $3.500?

San Petersburgo, Rusia. Al verse en el Mundial Rusia 2018, el costarricense Guido Arce está cumpliendo su sueño de toda la vida y lo mejor para él es que solo gastará $3.500, porque él mismo armó su viaje.

Desde que se sentaba frente al televisor y observaba todos los partidos de una cita planetaria, él pensaba que algún día estaría en la edición de la máxima fiesta futbolera.

Este miércoles, Arce acudió junto a su esposa, Lisa Cascante, a la primera práctica que sostuvo la Selección Nacional en Rusia, aprovechando que esta sesión en el estadio Olimpiyets, en la localidad de Pushkin, era abierta tanto para el público como para la prensa.

Ahí conversó con La Nación y contó cómo fue que tan solo invirtió $3.500 por persona, en un viaje que a muchos ticos que compraron los paquetes de agencia les salió en unos $8.500.

Para conseguir esa tarifa, él tuvo que pellizcarse.

“Más o menos tenemos desde setiembre u octubre del año pasado de estar planeando. Primero encontramos tiquetes, después empezamos a buscar hoteles, nosotros armamos el viaje y es una particularidad, porque no usamos ninguna agencia”, relató Arce.

Lo primero que hizo fue ingresar a la página de la FIFA para tratar de conseguir las entradas.

“Con mucha suerte las obtuve, compramos partidos individuales por ciudades. Venimos a San Petersburgo, iremos a Moscú y a un par de playas, zonas costeras como Sochi y Samara”.

Después de ese paso, el siguiente fue tratar de buscar fechas que coincidieran en dónde iba a estar la Selección.

“Por dicha logramos pegar el primer partido Costa Rica – Serbia; luego vamos a ver España – Portugal y Polonia – Senegal, en Moscú. Fue bastante emocionante primero tener las entradas y luego tratar de pegar un partido de la Sele”.

Lo que a él lo inquietaba era que habían ciudades alejadas y confesó que sí estaba un poco preocupado por el mito del idioma (se decía que en Rusia, ni el inglés serviría), de la comida, del transporte.

Eso hizo que su aventura en el Mundial fuera por los puntos más céntricos.

Al armar este viaje, él puso a prueba su paciencia.

“Hubo un día que los vuelos locales en Rusia dieron problemas porque las tarjetas rebotan, el horario es diferente y literalmente tuve que pasar como 16 horas despierto tratando de lidiar con el Banco Nacional, que en mi caso es mi operadora de crédito y con la aerolínea al mismo tiempo, para que aprobaran las transacciones, que coincidieran. Tuve que estar buscando, porque hay millones de personas comprando también en la página”, contó.

Y agregó: “Ese día fue tedioso, principalmente en Moscú, hubo problemas con hoteles, de cancelaciones, de reservas. Conozco gente que usó Airbnb y que faltando poco tiempo (para viajar) les canceló. Por dicha logramos conseguir el lugar”.

Estando en Rusia, ya se percató de que los precios varían de lugar en lugar y sacó una conclusión: “Moscú es la ciudad más cara”.

Arce y su esposa son trabajadores independientes, tuvieron que ahorrar un poquito, pero ambos coinciden en que la experiencia vale la pena.

“Yo soy ingeniero en sistemas y ella es abogada de profesión, pero tiene un salón de belleza. Nos dimos vacaciones este mes, pero sí conseguimos precios accesibles. La clave para lograr ese precio tiene que ver principalmente en el hospedaje y en horas de búsqueda de precios de tiquetes de avión. Es sentarse y buscar”.
Él pasaba días atento a todo en esos y las aplicaciones Hopper y Skyscanner le fueron de mucha utilidad para rastrear boletos baratos en las aerolíneas.

“Con esas aplicaciones me llegan las notificaciones del momento en el que hay alguna variación o alguna oferta. Me llega y literalmente había que estar en la computadora para comprar eso. Por ejemplo, el vuelo a Zurich nos costó $550, un monto muy bueno, porque en un momento de tarifa normal sale entre $1.200 y $1.500”.

Recordó que no pudo ir a Brasil 2014 por una situación especial.

“No fue por un tema económico, sino porque estaba naciendo mi segundo hijo y a pesar de que lo valoramos e iba a ir solo, la verdad es que no quería ir así y quería estar con mi esposa, entonces pospusimos el tema”.

En aquel momento se archivó el plan, pero no sabía que cuatro años después estaría contando esta historia desde Rusia 2018.

“Fue chistoso, porque jamás me imaginé venir a Rusia por eso de que hay mitos, que son leyendas. Yo desde que llegué a San Petersburgo vi que es impresionante, es otra cosa, la ciudad, la infraestructura es increíble, la belleza, no hay problemas con la comida y el tema del idioma está más que controlado. Ir a un Mundial es una ilusión que tiene uno desde pequeño”.

Al percatarse de que la Copa del Mundo del 2026 será en México, Canadá y Estados Unidos, ya le está haciendo números, porque él considera que “eso está buenísimo”.

Mientras él y su esposa están en Rusia, a sus hijos Luciana y Gabriel los cuidan la abuela y los tíos.

 

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