(EFE).- Chile obtuvo un respiro en la Copa América al derrotar a Bolivia por 2-1 con un penalti convertido por Arturo Vidal en el décimo minuto de prolongación un resultado que dejó a su rival prácticamente desahuciado.
Vidal abrió el marcador para Chile en el arranque de la segunda parte, Jhasmani Campos empató en el 60 con un golazo de falta por la escuadra, y Vidal, de nuevo, desde el punto de penalti, firmó el tanto del triunfo en el último suspiro, en una pena máxima que castigó una mano en el área.
A pesar del resultado favorable, Chile acrecentó las dudas que deja su juego. Su presentación supo a poco, el campeón no fue capaz de descifrar cómo abrir el candado boliviano y fue demasiado lento y previsible en sus planteamientos ofensivos.
Con la victoria in extremis, Chile subió a tres puntos y llega a la tercera jornada con sus posibilidades de clasificación intactas.
El equipo dirigido por Juan Antonio Pizzi se enfrentó entonces a un desafío de paciencia, tuvo la posesión en casi todo momento, pero sin capacidad de traducir ese control en tiros a puerta.
La estrategia defensiva boliviana funcionó a la perfección hasta pasada la primera media hora de partido, cuando surgieron las primeras fisuras y Chile logró realizar sus primeros remates con peligro.
Las tornas cambiaron nada más regresar de los vestuarios, cuando Chile abrió el marcador en su primer intento, en un remate de Vidal en el área, tras una asistencia de Mauricio Pinilla.
El gol del empate llegó en un tiro de falta que Jhasmani Campos, recién ingresado al campo, envió a la escuadra con un zurdazo desde una gran distancia, imposible para Claudio Bravo.
A partir de entonces, a Chile le entraron las prisas y aumentó la presión sobre la defensa boliviana, que se replegó totalmente en su área, pero tan sólo logró crear peligro en un par de ocasiones a balón parado, sin éxito, hasta que llegó el penalti en el descuento que le valió los tres puntos.