BERLÍN, (AFP) – Director de orquesta del Wolfsburgo en la inolvidable noche del 2-0 ante el Real Madrid en la ida de los cuartos de Champions, el joven alemán Maximilian Arnold tendrá sin duda una vigilancia especial en el Santiago Bernabéu en el partido de vuelta del martes.
Con sólo 21 años, el centrocampista ofensivo deslumbró con su combatividad, su velocidad, su visión de juego y su descaro ante las estrellas ‘merengues’, anotando además el segundo tanto local ante la oposición de contrastados centrales como Sergio Ramos y el portugués Pepe.
La joven promesa reclutada en 2009 procedente del Dinamo de Dresde explotó siete años después en un partido de tronío a nivel internacional.
Pero su talento no había pasado hasta ahora desapercibido para los especialistas alemanes, que le calificaron desde muy pronto como el futuro Mesut Özil, aunque el referente de Arnold, nacido en Riese, una pequeña localidad en la extinta República Democrática de Alemania, siempre fue Zinedine Zidane “por su técnica y su visión inteligente del juego”.
Precisamente el francés es ahora el técnico del Real Madrid, ante el que se disputa una plaza en semifinales de la máxima competición continental.
Varios grandes de Europa se habían interesado por este futbolista de 1,83 metros y 74 kilos, capaz de jugar en diferentes demarcaciones; de 10, de extremo izquierdo, de centrocampista defensivo o incluso de referente en ataque.
Rápidamente captado por las categorías inferiores de la ‘Mannschaft’, su zurda de oro llamó la atención de Joachim Löw, que le convocó por primera vez para un partido amistoso en mayo de 2014, en su primera temporada asentado con los ‘Lobos’.
Debut con 17 años
Debutó con el primer equipo del Wolfsburgo de la mano de Felix Magath con apenas 17 años y medio, aunque no se convirtió en un habitual hasta 2013 con Dieter Hecking, aprovechando la marcha del brasileño Diego al Atlético de Madrid en 2013, y después la del belga Kevin De Bruyne al Manchester City el pasado verano boreal.
Trabajador, el número 27 es siempre el último en abandonar los entrenamientos para trabajar su pie izquierdo, aplicando lo que su madre siempre le repitió: “El éxito llega a través del trabajo”.
Arnold dejó muy pronto la casa de sus padres, pero no olvida su infancia en una familia de escasos recursos, que le compró sus primeras botas de fútbol en Ebay porque eran más baratas.
“El dinero no lo es todo, la familia y la salud son lo más importante”, señaló el jugador, que a finales de febrero renovó hasta 2020 con el club del norte de Alemania, con el que ha marcado 19 goles y ha ofrecido 10 asistencias desde que forma parte del primer equipo.
Con los pies en el suelo, bromea sobre su supuesto valor de mercado: “Si yo valgo 12 millones de euros, ¿Cuánto vale mi madre? ¿8 millones? Para mí cada persona tiene el mismo valor”.
Humilde, busca sobresalir en la Champions en medio de un campeonato por debajo de lo esperado (el Wolfsburgo es noveno), después de un espectacular curso en el que los Lobos fueron subcampeones y levantaron la Copa.
“Tengo mucha ambición con el Wolfsburgo y quiero regresar al equipo nacional”, señala.
Si el martes confirma su talento como jefe del escuadrón de Lobos que busca tomar el Santiago Bernabéu, puede que Löw medite convocarlo para la Eurocopa 2016.