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Aplastante derrota en Santa Marta

Alberto Mestre fue el máximo ganador de los venezolanos, con cuatro doradas y dos de plata. (Foto/La Nación)
Bajó el telón en el marco de los XVIII Juegos Bolivarianos de Santa Marta, Colombia, y allí quedó demostrada la decadencia del deporte venezolano, ocupando la segunda casilla, que no era lo esperado, tomando en consideración el número de países que se hacen presentes en la cita.
Los Juegos Bolivarianos fueron creados en un principio para reunir a las delegaciones de Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Venezuela, mientras que en Santa Marta se alistaron Chile, Guatemala, República Dominicana, Paraguay, El Salvador y Panamá.
Entre el 11 y 15 de noviembre se disputaron las diferentes disciplinas, con participación de unos cuatro mil atletas, el mayor número con la delegación del país anfitrión, Colombia.
Colombia, dueño de casa, lo preparó todo para ganar las competencias por segunda edición consecutiva, desplazando a Venezuela, que logró mantener el dominio desde el año 61 hasta el 2013, cuando los vecinos le impidieron el acceso a la primera casilla y ahora repiten en Santa Marta.
Se bañó de metales el hermano país. Lo numeritos son extraordinarios, al conquistar 213 de oro, 136 de plata, 111 de bronce, para un total de 460 preseas, aplastante ante sus rivales, que no vieron luz en esta nueva cita del deporte bolivariano.
Aplastante derrota. Venezuela ha recibido la mayor paliza de su vida en materia deportiva, y en esta oportunidad no existen excusas para tratar de suavizar esa derrota, ante un país que preparó sus huestes para enfrentar la batalla con un alto porcentaje de posibilidades para ganar.
Los numeritos de nuestro país, muy por debajo de los pronósticos, que nunca cuadran con la realidad. Venezuela obtiene 94 de oro, superada abiertamente por Colombia con 119; gana 96 de plata, 40 menos que el vecino país, y 102 de bronce, una más que los campeones. En total ganamos 292, para una diferencia de 168 medallas.
La tercera casilla fue ocupada por Chile, con 43-40-71, para 154; Ecuador, 32-72-89, para 193, y en la quinta casilla finalizó la representación de Perú, con 32-53-69, total 154.
Ante estos resultados, quienes dirigen el deporte en nuestro país deben iniciar una tarea de emergencia y revisar la debacle que se padeció en Colombia, sin mostrar excusas.
La derrota fue amplia, en unas competencias donde se mostró, y en toda la historia de los juegos ha sido así, el poder de dos países hermanos, Venezuela y Colombia. En reducidas ediciones encontraron oponentes amenazando sus aspiraciones de ganar la fiesta del deporte.
Tras el fracaso en Santa Marta, las federaciones deportivas deben tomar las cosas en serio. Mirar con responsabilidad y urgencia lo que está ocurriendo en la actividad del músculo y no conformarse con el segundo lugar, que, debemos escribirlo, no era lo esperado. Venezuela era la llamada a ganar los Bolivarianos, pero Colombia nos superó abiertamente.
Se ha iniciado el Ciclo Olímpico, con resultados lejos de lo esperado, y esta situación debe preocupar a quienes mueven en el deporte en el país, sabiendo que a mediados del próximo año se van a disputar los XXIII Juegos Centroamericanos y del Caribe, en Barranquilla, y allí los rivales suben de nivel; luego, en la tercera fase, los Juegos Panamericanos en el 2019, para cerrar con los Olímpicos en el 2020.
Santa Marta coloca al deporte venezolano en alerta roja. Esos resultados obligan a realizar un análisis urgente sobre lo ocurrido en Colombia, para imprimir los cambios necesarios mirando a la próxima cita, que tendrá igualmente como sede al hermano país, Colombia, y en la ciudad costera de Barranquilla.
(Gustavo Carrillo)

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