Antonio Suárez desde muy niño quiso emular a su padre, el médico Amenodoro Suárez Suárez; y a fe que lo consiguió, se hizo colega de su progenitor. Pero había un segundo gusanillo que llevaba adentro “Tuto”, como cariñosamente le dicen en familia: la pasión por los toros; también quería doctorarse en el arte de Cuchares.
No lo pensó dos veces el novel médico. Una mañana se levantó muy temprano, llamó a sus padres, les entregó el diploma de profesional de la Medicina y les dijo: “Quiero ser matador de toros, me voy a España a hacer realidad este sueño”.
Vinieron tres años de campaña novilleril en la “Madre Patria”, con actuaciones muy importantes, triunfos resonantes en plazas de primera, segunda y tercera categoría, gracias a su excelente trabajo con la capa y la muleta, para ganarse el cariño y respeto de la afición ibérica.
No se hizo diestro profesional, no por falta de méritos, los tiene de sobra; la parte económica fue la “piedra de tranca” que lo obligó a regresar al país, a terminar un segundo eslabón en el aula universitaria, hacerse médico otorrinolaringólogo.
Hoy ante su afición
El gusto por el mundo del toro sigue igual en Antonio Suárez, le corre por sus venas toda la pasión taurina. Y esta tarde a las cuatro la dejará plasmada ante sus coterráneos en la novillada de feria, el cierre de la FISS en la temporada 2018 a beneficio de los niños con cáncer y de los ancianitos.
Acompañarán al médico novillero en el redondel de la Plaza Monumental de Pueblo Nuevo: Jonathan Ortega, Juan Gómez, Reiner Arellano, Cleidemar Méndez y Rando Miguel, todos venezolanos; y el peruano Kuntur Alfaro, quienes se enfrentarán a novillos de las ganaderías Rancho Grande, El Prado, la Consolación, San Antonio y El Palmar de la Sierra.
(Homero Duarte Corona)