SAN PETERSBURGO, Jun 2018 (AFP) – Mohammed Salah regresó y marcó tres semanas después, pero el Mundial-2018 se le hizo corto al goleador de Egipto, que perdió este martes 3-1 frente a la anfitriona Rusia, que metió un pie y medio en los octavos de final del torneo.
Líderes del Grupo A con seis puntos y balance de ocho goles a favor por solo uno en contra, los dirigidos por Stanislav Cherchesov arrollaron en San Petersburgo a un Egipto victimizado por un autogol de Ahmed Fathi a los 47 minutos y tantos de Denis Cheryshev y Artem Dzyuba a los 59 y 62, respectivamente.
Lesionado en el hombro desde la final de la Liga de Campeones el 26 de mayo, Salah reapareció y descontó de penal a los 73, pero la gloria fue para Cheryshev, quien con tres goles alcanzó a Cristiano Ronaldo en la tabla de máximos cañoneros del torneo, y Rusia, a las puertas de clasificar por primera vez a la segunda fase de un Mundial desde que se desintegró la Unión Soviética en 1991.
Con el viento a favor de su hinchada tras golear 5-0 a Arabia Saudita en el partido inaugural, Rusia presionó arriba desde el arranque, generando no pocos cortocircuitos en la fase de creación de Egipto, que a los cinco minutos ya había salido indemne de dos aproximaciones locales: un cabezazo centrado de Serguei Ignasevich a balón parado, y un derechazo en carrera de Alexander Golovin, fuera por poco.
– Motivados –
Motivados unos por su condición de anfitriones, los otros por la necesidad de estrenar su casillero de puntos, el partido se reveló de lo más dinámico, con ágiles transiciones de ida y vuelta y un mandato subrayado en rojo: evitar perdidas en el mediocampo, zona minada tanto por el técnico argentino Héctor Cúper como Cherchesov.
Muchos espectadores aún no habían regresado a sus asientos cuando Rusia abrió el partido de par en par con el 1-0, anotado en contra por Fathi en su torpe intento por despejar un remate diagonal de Roman Zobnin.
El mazazo dejó contra las cuerdas al equipo de Cúper, sin poder de reacción una vez gastada la carta de Salah; y no tardó en llegar el segundo por vía de Cheryshev, puntual rematador en el área de un cruce de Mario Fernandes.
Superado en el juego y el marcador, Egipto acabó revelando también un mentón de cristal ante el creciente golpeo de Rusia, que envió definitivamente a la lona a los ‘faraones’ con el tercero de Dzyuba, imperial en el control de pecho en el área y remate a la red.
Y tampoco bastó con el descuento de Salah, ejecutor de un penal cometido sobre él mismo que el árbitro colocó inicialmente fuera del área, obligando a la rectificación del VAR.
El partido, y el Mundial, fueron un querer y no poder para la selección africana, prácticamente con relato en pasado pese a seguir con mínimas opciones, sin duda penalizada por la tardía entrada en escena de Salah y el crecimiento anímico y futbolístico de Rusia, seria amenaza a la sorpresa.