(AFP) – “Somos uno”: el eslogan exhibido en Seúl en la llegada de los deportistas norcoreanos, fue acorde al lema de ‘Juegos Olímpicos de la Paz’, como desea que lo sean Corea del Sur, a unos días de la ceremonia inaugural de los Juegos de Pyeonchang (9-25 febrero).
Contrariamente a la calma que se respira a nivel diplomático entre las dos Coreas, al menos de cara a los focos, la lucha contra el dopaje vive momentos convulsos después de la anulación total por el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS) de las sanciones de por vida que pesaban sobre 28 deportistas rusos por dopaje.
Varios deportistas norcoreanos llegaron sin problemas al Sur el jueves por la noche, después de meses de fuertes tensiones ligadas a la escalada nuclear de Pyongyang.
Diez esquiadores y patinadores del Norte pisaron tierra en un aeropuerto próximo a la ciudad de Gangneung (noreste), que albergará las pruebas sobre hielo (patinaje, hockey…) de esta edición número 23ª de los Juegos Olímpicos de Invierno.
Será precisamente en Gangneung donde esos deportistas -esquí de fondo (3), esquí alpino (3), patinaje de velocidad (2) y patinaje artístico (2)- se hospedarán durante la primera gran cita deportiva del año 2018.
Los Juegos Olímpicos se abrirán el 9 de febrero, en una región hasta ahora poco conocida de Corea del Sur. A medida que se aproximaba la fecha de inicio se produjo un acercamiento entre los dos Estados rivales que pocos aventuraban unos meses atrás.
Por primera vez en la historia, el gran ausente de la cita será Rusia, inmersa en un escándalo de dopaje sin precedentes, a pesar de que el TAS anulara el jueves las sanciones que pesaban contra 28 deportistas rusos.
De esos 28 deportistas, solo 15, de los que dos son entrenadores, podrían participar en los Juegos, ya que el resto o está retirado, o no son elegibles, según indicó una fuente próxima al dosier.