“Se necesita tiempo, se necesita trabajo”, se defendió Peseiro en la rueda de prensa posterior al encuentro en Mérida.
Incapaz de sumar puntos en sus dos primeros partidos de la clasificatoria sudamericana del Mundial Catar-2022, la Venezuela de José Peseiro pide un poco de paciencia. La etapa del portugués como entrenador de la Vinotinto, después de todo, apenas comienza.
“No pierdan la ilusión”, pidió a los aficionados el central Wilker Ángel en la cancha del Estadio Metropolitano de Mérida tras la derrota 1-0 sufrida el martes 13 de octubre por la selección venezolana de fútbol ante Paraguay, que se sumó al tropiezo 3-0 del viernes pasado frente a Colombia en Barranquilla.
La doble fecha premundialista marcó el debut del nuevo técnico, que tomó el equipo hace ocho meses en lugar de Rafael Dudamel, pero que apenas la semana pasada pudo dirigir sus primeros entrenamientos con el plantel.
Venezuela demostró mayor estabilidad ante Paraguay, después de una alarmante fragilidad defensiva en el compromiso previo contra Colombia.
Sin embargo, su despliegue ofensivo siguió en deuda, notando muchísimo la baja de Salomón Rondón, ausente en el arranque premundialista por las restricciones de viaje impuestas por la pandemia de covid-19.
Aunque el combinado venezolano estuvo muy cerca de salvar un punto cuando el árbitro Andrés Rojas cobró un penalti con los 90 minutos reglamentarios cumplidos, el equipo de Eduardo Berizzo le quitó el balón y la iniciativa. El fallo en el punto de pena máxima del mediocampista Yangel Herrera, cuyo tiro fue bloqueado por el portero albirrojo Antony Silva, le dejó con las manos vacías.
Y un gol anulado previamente al propio Herrera por mano, después de que el juez consultara con el VAR, tampoco es consuelo.
El único tanto válido fue el de Gastón Giménez, que condenó a Venezuela a la derrota.
Tiempo y trabajo
Aun se ve lejana la mutación prometida por Peseiro entre la Vinotinto de Dudamel, que apostaba a la solidez defensiva sobre todas las cosas y a fugaces contragolpes por los costados aprovechando la velocidad de jugadores como Darwin Machís, y la Vinotinto que intenta construir el nuevo entrenador, con la idea de un juego con mayor posesión de pelota y juego asociativo.
“Se necesita tiempo, se necesita trabajo”, se defendió Peseiro en la rueda de prensa posterior al encuentro en Mérida.
Tal vez por ello, prefirió ser más conservador ante Paraguay que frente a Colombia a pesar de que Venezuela estaba en casa.
Probó esta vez una alineación con tres mediocampistas en la zona de contención, con Tomás Rincón como eje acompañado por Yangel Herrera y la novedad de Cristian Cásseres Jr.
En su estreno, cuatro días antes, había apostado por un doble pivote con Rincón y Herrera solos, para incluir entonces un volante ofensivo extra.
Con esa decisión, que intentaba cerrar espacios después de que el equipo fuese desbordado por Colombia en la primera jornada de la eliminatoria rumbo Catar-2022, Peseiro se aproximó al trivote que solía emplear Dudamel en competición oficial.
Convulsión
Desde que fue presentado en febrero, Peseiro ha visto tiempos convulsionados en el fútbol de Venezuela.
La Federación Venezolana de Fútbol (FVF) está controlada por una “comisión normalizadora” de la FIFA, después de que Jesús Berardinelli, su presidente, falleciera por una insuficiencia respiratoria el pasado 5 de agosto, 16 días después de haber sido detenido por acusaciones de corrupción.
La junta de emergencia impuesta por la Fifa está encabezada por el antecesor de Berardinelli, Laureano González, quien había renunciado en marzo alegando problemas de salud.
Será clave que la FVF pueda encontrar calma institucional en los próximos meses para que pueda haber calma deportiva como piden Peseiro y sus jugadores. El próximo año están previstas las elecciones de una nueva directiva.
Ello mientras el calendario anuncia nuevas dificultades: Brasil y Chile serán los rivales de Venezuela cuando en noviembre se reanude la clasificatoria mundialista.