Sevilla naufragó en el Ramón Sánchez-Pizjuán y perdió por 1-2 ante el Lille en la cuarta jornada de la Champions, en la que aún no ha ganado y pasa a ser el colista del Grupo G, tras un pésimo partido en el que apenas creó ocasiones y se vio dominado por el vigente campeón francés, muy efectivo y que toma aire para pasar a los octavos.
En un partido muy gris del cuadro andaluz, el Lille igualó el gol del argentino Lucas Ocampos, al cuarto de hora de juego y que luego se tornó en un espejismo, con el 1-1 de penalti del canadiense Jonathan David a dos minutos del descanso, preludio de un segundo tiempo en el que los franceses, más incisivos, remontaron con el 1-2 del omnipresente Jonahan Ikoné para complicarle mucho el objetivo al equipo español.
Era un duelo crucial para ambos para seguir con sus opciones intactas de pasar a los octavos, y más sabiendo que el Wolfsburgo, hasta hoy colista, le había ganado 2-1 al Salzburgo austriaco, aún líder con 7 puntos, con los alemanes ya con 5 y los 3 y 2 que acumulaban, respectivamente, españoles y franceses en esta cuarta jornada.
Con la baja por lesión del Papu Gómez, el técnico sevillista, Julen Lopetegui, mantuvo arriba a Rafa Mir, al no estar aún al cien por cien su goleador marroquí En-Nesyri, con Suso y el argentino Lucas Ocampos en los extremos y el brasileño Fernando y el danés Delaney, de actuación discutida, como baluartes en el medio campo.
Más exigido aún que el equipo español, con su futuro en este torneo en juego y tras cuatro partidos sin ganar entre todas las competiciones -10 seguidos en la Champions-, el Lille llegó a Sevilla a por todas, pero sin su referencia en punta, el turco Burak Yilmaz, por lesión, con lo que su técnico Jocelyn Gourvennec puso al internacional canadiense Jonathan David y al joven estadounidense Timothy Weah, hijo del mítico George.
La necesidad compartida de los dos conjuntos se hizo patente desde el comienzo, lleno de brío y energía tanto en el Lille, que buscó rápidas conexiones en terrenos peligrosos, pero sin ningún éxito, como en el Sevilla, que avisó con un cabezazo que Ocampos, muy activo en los inicios, mandó alto en un córner.
El equipo del norte de Francia pareció serenarse, sin prisas para buscar su mejor opción desde la calidad del luso Renato Sanches y la velocidad de la dupla Weah-David, mientras que los andaluces no cesaron en su empuje para intentar sorprender, lo que logró Ocampos al hacer el 1-0 justo al cuarto de hora.
Certero y oportuno, el de Quilmes, que ahuyentó su sequía goleadora el pasado sábado al marcar el 2-0 final ante Osasuna, firmó su segundo tanto de la temporada al aprovechar un rechace del meta croata Ivo Grbic a tiro de Rafa Mir, tras un buen pase atrás de Suso ayudado, para infortunio de los galos, por un rebote.
A partir de ahí, Sevilla prácticamente desapareció, presionado por el mayor dinamismo y la ambición del Lille. Reculó, le faltó constancia, concentración y profundidad.
Y, tras un aviso del extremo francés Jonathan Bamba, un tiro que dio en Jesús Navas y despejó, muy seguro, el marroquí Bono, lo pagó muy caro a dos minutos del descanso. Fue en un penalti cometido por Delaney, al dar un manotazo a Bamba en una acción sin aparente peligro.
Una pena máxima que, a instancias del VAR, el árbitro decretó tras ver la jugada en la pantalla a pie de campo y que convirtió con un tiro ajustado en el 1-1 el estadounidense internacional por Canadá David. Situación que, por lo menos en redes sociales, provocó una oleada de críticas contra el mediocampista danés, tildando su infracción de “infantil”.
Lo que no se entiende es el penalti de Delaney sin balon ,ni peligro y con el resultado a favor pic.twitter.com/Z0qNAH3tP3
— El Abuelo Sevillista (@ElAbueloSFC) November 2, 2021
El extremo francés Jonathan Ikoné, tras un fallo del brasileño Diego Carlos, tuvo una clara opción para remontar en el 45 en un mano a mano que resolvió a la perfección Bono. Un panorama que no varió en la reanudación, pues los sevillistas comenzaron igual de espesos, sin ideas ni control, con muchos nervios.
El cortocicuito del cuadro español lo apreció el Lille, más intenso y clarividente, hasta el punto de que a los 6 minutos Bamba, una pesadilla junto con Ikoné para los laterales locales, se sacó un centro peligroso que acabó con un tiro del turco Celik a la base del poste y, en el rechace, Ikoné recogió el balón y marcó el 1-2.
Este duro mazazo no conllevó la reacción sevillista, absolutamente perdido y ansioso, sin mantener el balón ante la fuerte presión del medio campo francés y sin la verticalidad y la claridad necesarias para crearle problemas a su rival, salvo en un disparo flojo en el 73 de Erik Lamela que detuvo Grbic.
El argentino había entrado al campo por un desacertado Delaney, junto con su compatriota Montiel por un lesionado Jesús Navas, En-Nesyri, Jordán y un poco más tarde Munir para meter más pólvora todavía, pero sin ningún éxito ni criterio, pues el Lille, muy serio y fuerte físicamente, conservó su renta sin pasar ningún apuro para decepción de los sevillistas.