Diego Armando Maradona murió este mediodía en la casa que habitaba en el barrio San Andrés, en la zona de Tigre. Según se supo, se descompensó y sufrió un paro cardíaco, pero no resistió y no pudo ser reanimado por los médicos de las nueve ambulancias que se acercaron hasta el lugar. Los datos no alcanzan a darle dimensión al asunto: se trata de la muerte de un símbolo, que traspasó con una pelota de fútbol las barreras de la Argentina para convertirse en una leyenda mundial.
La noticia la confirmó su abogado Matías Morla y al lugar llegaron inmediatamente su exesposa, Claudia Villafañe, y sus hijas Dalma y Giannina, quienes viven en el mismo barrio y fueron las primeras en arribar. Más tarde, también se acercaron las hermanas. El primer médico que socorrió a Diego fue un vecino, que integra el equipo médico del Delta Rugby Club. Luego, llegaron patrulleros y pusieron una cinta a unos 50 metros de la casa para evitar las concentraciones.
Alrededor de las 13 se conoció la noticia que dejó en shock total al país. Maradona había dejado la Clínica Olivos el pasado miércoles 11 de noviembre, después de ser operado el martes 3 para extraerle un hematoma subdural. A partir de ahí, Diego siguió con la rehabilitación en una casa alquilada en el barrio San Andrés de Villanueva, una localidad de Tigre, que estaba especialmente adaptada para que pueda continuar con su tratamiento por su adicción al alcohol.
Su última aparición pública fue el 30 de octubre, en el día de su cumpleaños número 60 y en el regreso de la actividad en el fútbol local con el partido entre Gimnasia y Patronato en el inicio de la Copa Liga Profesional. Con la presencia de Gabriel Pellegrino, Marcelo Tinelli y Claudio Tapia, la AFA le entregó una plaqueta, lo saludaron y lo felicitaron con besos y abrazos, sin los protocolos adecuados por la pandemia. Además, Gimnasia le regaló una torta y horas antes, unos 500 fanáticos del Lobo se reunieron en las puertas de su country para celebrar su aniversario.
“Arranco mis 60 años con estos maravillosos mensajes que me da la vida. Gracias por tanto cariño, gracias por su amistad. Este es el mejor regalo de cumpleaños que ustedes me podrían haber hecho. Y gracias, también, a todo mi equipo por prepararme esta gran sorpresa”, se publicó en su cuentra de Instagram: aquella tarde se retiró del estadio sin poder presenciar el partido desde el banco de suplentes. Mal indicio: su presencia en el estadio dio muestras de su precario estado de salud, algo que quedó claro apenas tres días más tarde, cuando fue internado en un sanatorio de La Plata.
Campeón en el Mundial México 1986, figura en Argentinos Juniors, Boca, Barcelona y Nápoli y héroe eterno de la selección argentina, Maradona murió a los 60 años mientras todavía tenía el deseo de retomar su rol de entrenador de Gimnasia y Esgrima La Plata.
“Uno de los mejores que jamás haya jugado el hermoso juego. QEPD, Diego Maradona”, escribió el diario inglés The Sun. “Diego Maradona, uno de los mejores jugadores del fútbol, muere a los 60 años. Fue clasificado con Pelé entre los mejores. Pero su capacidad para sorprender y asustar desarrolló un borde más oscuro cuando se volvió adicto a la cocaína”, describió The New York Times. “Maradona ha muerto: el fútbol llora al más grande de todos”, tituló el periódico italiano La Gazzetta dello Sport.
“Diego Armando Maradona ha fallecido este miércoles a los 60 años víctima de una parada cardiorespiratoria. Una semana después de su último cumpleaños, el astro argentino fue operado con éxito de un edema cerebral y el país celebró otra gambeta de su héroe dramático, pero sería la última. Tantos años de excesos, descuidos y conflictos emocionales terminaron por corroer su salud. Si ser Maradona y tener un solo cuerpo siempre fue una lucha desigual, en su última aparición como técnico del Gimnasia aparentó arrastrar el físico de alguien de 80 años, o más. Los inmortales también sufren”, escribió El País de España.