Tiene contrato hasta junio de 2021 y una cláusula de rescisión con un valor estratosférico. Pero el mercado maneja otras cifras. Los que se lo pueden tentar y la comparación con las otras estrellas del fútbol.
Lionel Messi puso en duda su continuidad en Barcelona y en el club catalán tiemblan. Eso fue lo que le transmitió, palabras más, palabras menos, este jueves a Ronald Koeman, su nuevo DT, en un encuentro que se esperaba para la próxima semana y que se precipitó, para sorpresa de todos, después de que el argentino decidiera interrumpir sus vacaciones para tantear en primera persona el proyecto del neerlandés.
¿Se irá Messi? El interrogante no tiene respuesta por el momento. Si se va, ¿cuánto tendrá que pagar el club interesado para hacerse con los servicios del mejor futbolista de los últimos tiempos? Tampoco tiene respuesta, pero sí se puede hacer una aproximación. A continuación, una pequeña guía explicativa.
Messi tiene contrato con Barcelona hasta el 30 de junio de 2021. Eso no se puede modificar porque en mayo desechó la posibilidad de una renovación automática, un mecanismo que existe desde hace tiempo y que habitualmente ejecutaba sin reparos y sin escuchar el habitual run run del mercado.
Messi se ve más fuera que dentro del FC Barcelona, según RAC 1
Pero Messi presentía que la mano venía torcida. Y lo hizo saber en sus pocos contactos con la prensa cuando avisaba que Barcelona no tenía chances en la Champions League. Aunque ni en la peor de sus pesadillas imaginaba que el final sería un lapidario y humillante 8-2 ante el Bayern Munich.
Ese contrato que vence a mediados del año próximo establece una cláusula de rescisión que asciende a los 700 millones de euros. Se trata de una cifra estratosférica que no se condice en absoluto con los valores del mercado. Nadie, ni el club con la cuenta corriente más abultada del mundo, es capaz de pagar semejante monto por un futbolista.
Sería, con todo el respeto a la magia y al prestigio de Messi, una de las inversiones más riesgosas de la historia de las inversiones. Y más después de la crisis económica palpable que dejó la pandemia del coronavirus y que devaluó fuertemente los precios de ese commodity que son los deportistas de elite.
¿Por qué nadie pagaría 700 millones de euros por Messi? Simple. Porque nadie invertiría tanto dinero en un futbolista de 33 años, que está irremediablemente en la curva descendente de su carrera por más que sus estadísticas (goles, asistencias y títulos), su historia y su influencia en el juego son superiores a las de casi todo el resto de los futbolistas en actividad.
Vale comparar con el otro héroe en este lío: Cristiano Ronaldo. El antihéroe del rosarino, que tiene 35 años y que también está dudando sobre su continuidad en Juventus al cabo de una decepción más prematura aunque menos dolorosa, pasó de Real Madrid al club de Turín hace dos temporadas por muchísimo menos de los 1.000 millones de euros que establecía la cláusula de rescisión que lo ataba a la Casa Blanca. La familia Agnelli, dueña de La Vecchia Signora, “apenas” desembolsó 117 millones de euros en todo concepto para quedarse con los cotizados servicios del portugués.
La cláusula de rescisión, en consecuencia, es un valor simbólico en el caso de estas superestrellas. El famoso valor sentimental del que hablamos cuando queremos subirle el precio a un objeto que nos resulta muy preciado. Pero acá no se habla de sentimientos sino de las leyes del mercado. Y ahí es donde la cotización de Messi está muy lejos de esos 700 millones de la moneda comunitaria.
Según el sitio especializado Transfermarkt, aquel que quiera quedarse con Messi tendrá que tener al menos 112 millones de euros para empezar a pulsear con el Barcelona. Seguramente, el club catalán, con su economía en rojo y sus finanzas complicadas, pretenderá una cifra mayor. Y es lógico: es su jugador franquicia y el que le hace ganar más dinero. Su partida no implicaría sólo un déficit en el plano futbolístico.
De hecho, Messi está lejos de ser el jugador más caro del mercado. Para Transfermarkt, el número uno de ese ranking es el francés Kylian Mbappé, campeón del mundo en Rusia 2018 que este domingo irá por su primera Champions League, que cuesta 180 millones de euros gracias a su fútbol, su velocidad y, sobre todo, sus jóvenes 21 años y su potencial valor de reventa.
Lo siguen el inglés Raheem Sterling, extremo de Manchester City de 25 años, tasado en 128 millones. El mismo valor de mercado tiene el brasileño Neymar, de 28 años. Y todavía hay que contar al marfileño Sadio Mané (120M), el egipcio Mohamed Salah (120M), el inglés Harry Kane (120M), el belga Kevin De Bruyne (120M) y el también inglés -y único Sub 20 de la lista- Jadon Sancho (117M) antes de llegar a Messi.
¿Alcanzará con pagar 112 millones de euros para quedarse con los servicios de La Pulga? Seguramente no. Es “apenas” un millón de euros más de lo que le pide Inter al club catalán por el pase de Lautaro Martínez para trazar una simple comparación. Y por ahora no hay comparación, valga la redundancia, entre La Pulga y el Toro.
Es posible que tampoco haya nadie dispuesto a erogar 222 millones como lo hizo PSG para llevarse a Neymar de Barcelona, la transferencia récord en la historia del fútbol.
Ahora la pregunta es otra. Siendo 112, 120, 150 o los 180 millones de la moneda comunitaria su valor -para ponerlo a la altura del más caro-, ¿cuántos clubes tiene semejante liquidez para llevarse a Messi en estos tiempos de coronavirus y de vacas flacas? Pocos. Aunque ahí entra a tallar una jubilación temprana en el fútbol rico de Medio Oriente o en la ascendente MLS.
Sin embargo, a eso hay que sumarle una variable que no es nada menor para Messi. Ese equipo, además, debe tener opciones de ganar títulos, más precisamente la Champions League. Y ahí sube el grado de dificultad porque, primero y principal, nadie le puede garantizar el éxito.
Pero, si eso se deja de lado, alcanzan y sobran los dedos de una mano para encontrar destinos posibles. Inter de Milán, Manchester City, Paris Saint-Germain. Y ahí no mucho más. ¿Real Madrid? El contrato de Messi establece que no puede partir a un club que sea rival directo del Barcelona o que juegue en una liga de igual prestigio. Es una condición difícil de mensurar y relativa, un argumento fácil de rebatir en caso de un litigio. Pero parece imposible que se mude a la Casa Blanca.
La propuesta, en consecuencia, tiene que empujarlo a abandonar la comodidad que tiene su familia en Barcelona, un intangible difícil de mensurar en dinero si se habla del futbolista mejor pago del mundo -no es el que más gana por CR7 suma más gracias a sus sponsors-.
La última duda es saber qué pasará por la cabeza de Messi en este momento. ¿Se irá ahora de Barcelona? En Cataluña, más allá del temblor que causó lo que se filtró de la cumbre con Koeman, creen que el argentino no saldrá antes de junio de 2021. Pero el juego de las especulaciones está abierto. Se sabe que billetera mata galán. Y después del 8-2 de Lisboa, también mata cualquier plan.