En el Maracaná y a metros de un hospital de campaña, Flamengo goleó 3 a 0 a Bangú. Un par de horas después del partido, el país superó la línea del millón de contagios y se acerca a los 50 mil fallecidos por coronavirus.
El intendente de Río de Janeiro, Marcelo Crivella, se dio el tiempo para hacer una broma: “Bolsonaro me dijo que viene, así que el estadio no estará completamente vacío”.
A Crivella su biografía de Wikipedia lo presenta como político, cantor, compositor, ingeniero, escritor y religioso metodista brasileño. También es el ex yerno del poderoso bolsonarista Edir Macedo, fundador de la Iglesia Universal del Reino de Dios y dueño de la cadena de TV Record, la segunda del país detrás de la red Globo.
El tan mentado regreso del fútbol en Río de Janeiro no tuvo transmisión televisiva.
Flamengo y la cadena Globo no tienen un contrato firmado para difundir los encuentros del campeonato carioca. Tampoco hubo amontonamiento en los botecos de Copacabana para poder al canzar a mirar los televisores. Los hinchas debieron seguirlo por radio o por internet. Mientras en su sitio web O Globo le ponía título a la crónica del partido: “Una de las noches más deprimentes de la historia del Maracaná, el fútbol fue un detalle”.
El martes, en una tensa reunión virtual entre los representantes de los clubes se decidió por mayoría el regreso del fútbol en Río de Janeiro.
Tras el encuentro, el presidente de la Federación carioca, Rubens Lopes, comparó las posturas de Fluminense y Botafogo con alumnos que no estudian para los exámenes. “El buen alumno, que estudió, se preparó para la prueba, llega para hacerla, pero el que no estudió quiere aplazarla”.
La decisión de Flamengo estaba clara. Rodolfo Landim, presidente del club más popular de Río, compartió el miércoles con Bolsonaro el acto en el que designó a Fábio Faria como nuevo ministro de Comunicaciones. Allí también estuvo el capitán del Palmeiras, Felipe Melo.
Fluminense y Botafogo mantienen su postura de no reiniciar la actividad. Llevaron su reclamo a la corte estatal de deportes pero fue rechazado. Ahora analizan la posibilidad de presentarse ante el tribunal de deportes de Brasil. Todavía no volvieron a los entrenamientos y tienen sus partidos programados para el lunes.
“No nos vamos a presentar –avisó el presidente del Flu, Mario Bittencourt-. Es una falta de respeto jugar en el Maracaná, que tiene un hospital de campaña al lado”.
Para el domingo se espera en Brasilia la segunda gran marcha del Movimiento Somos Democracia, formado por hinchadas organizadas del fútbol brasileño. Además de oponerse al regreso del fútbol piden al Congreso que inicie un juicio de destitución del presidente Bolsonaro.
Mientras, el show arrancó en el Maracaná. Los directivos de los clubes, el árbitro, sus asistentes, la prensa y otros empleados que ingresaron al estadio fueron sometidos a revisiones sanitarias. Pasaron por una cabina para ser rociados con desinfectante. Les tomaron la temperatura a todos.
Antes de empezar el encuentro que Flamengo le ganó 3-0 al débil Bangú se hizo un minuto de silencio. Además de homenajear a las casi 50 mil víctimas fatales por coronavirus que acumula el país, Flamengo se acordó puntualmente de Jorginho, su histórico masajista.
Jorginho trabajaba desde hacía 40 años en el club y compartió vestuario con la generación dorada que lideró Zico. Hasta el 5 de mayo, día en el que Jorginho murió por coronavirus, Flamengo había confirmado 38 casos positivos en el club, entre dirigentes, auxiliares y jugadores.
Vía Clarin